Fue construido a mediados del siglo XVII y se localiza a las afueras de la localidad (sobre la cima de un cerro), junto a la vieja ermita de Rocamador.
Pese a su localización la instalación para el almacenamiento de hielo pertenecía a la ciudad de Badajoz, a cuya jurisdicción pertenecía entonces la población. En dicha época el acopio de nieve para el suministro de la Baja Extremadura se realizaba importándolo desde los neveros del norte de Cáceres y Béjar. El transporte se realizaba mediante caballerías que, viajando de noche, seguían las rutas de Plasencia o Coria, donde se dividían en varios tramos; uno de ellos accedía a los pozos de Alburquerque y Villar del Rey, que por su situación más elevada y mejor acceso resultaba un enclave estratégico para la descarga, almacenamiento y conservación de la delicada mercancía.