Felipa Marín, una vida entregada a la hostelería en Alange
Martes, 16 Julio 2024

Hoy se cumplen 44 años desde que el mesón Trinidad de Alange abriera sus puertas por primera vez. Un negocio que empezó como bar y que tras algo más de cuatro décadas ha sido referente en ranas y caracoles en Extremadura.

Allá por 1980 empezó poniendo tapas con los vinos y las cervezas que los hombres del campo pedían en la barra, luego llegaron algunas raciones. Lo que ganaban iba destinado a la mejora y ampliación de las instalaciones. Durante los años 80 y 90 llegaron a servir bodas de hasta de 300 comensales, tuvieron dos discotecas y hoy es un acogedor restaurante con dos comedores en un complejo en el que cuentan además con 12 apartamentos rurales y piscina.

Cuando Feli y Lali, su hermana, eran niñas, se alojaban en su casa huéspedes que iban, bajo prescripción médica, al balneario de Alange y a sus familiares. Fue ahí cuando Feli tuvo el primer contacto con un trabajo basado en la hospitalidad, el buen hacer y la atención al público.

Su sueño cumplido fue comprar el que entre finales del siglo XIX y principios del XX fue el hotel Macías. Un edificio emblemático, grande y majestuoso, ubicado a la entrada del pueblo, con el que soñó que algún día podría ser suyo.

Junto a su marido Juan Trinidad, que siempre le apoyó en todo, mucho trabajo y sacrificio lo hicieron realidad. Ese y el de formar una gran familia con cuatro hijos y por el momento dos nietos.

Hoy el restaurante Trinidad de Alange es conocido en toda la comarca. Muchos son los cliente de Palomas, Hornachos, Almendralejo o Mérida que se acercan a degustar las ranas, los caracoles o las carnes a la brasa. Y al igual que las paredes que la vieron crecer, es un negocio familiar impregnado de cariño y hospitalidad, los mismos sentimientos que marcaron la infancia de Feli y su hermana Lali y con el sabor a comida casera aprendida de las recetas de su abuela.