Esta villa abandonada vivió su esplendor en la Edad Media. Custodiada por un imponente castillo, estuvo ligada a las coronas de Castilla y Aragón, y la casa de Alba. Hoy sigue viva gracias a su potencial turístico, no por sus habitantes, puesto que fueron desalojados con la construcción del embalse de Gabriel y Galán. En 1955 se aprueba por Real Decreto la expropiación de Granadilla, aún con dudas y sin aclarar si fue realmente porque quedaría inundado el pueblo por las aguas del embalse o como indemnización a los dueños de las tierras expropiadas que quedaban bajo el agua. Hoy es propiedad de Confederación Hidrográfica del Tajo.
El último vecino salió en 1968, que era la persona que Confederación contrató para trasladar al personal en barcaza, desde la orilla de Granadilla a la zona de Mohedas de Granadilla con Las Hurdes o Sierra de Gata.
En 1980 fue declarada Conjunto Histórico Artístico y 4 años más tarde se incluye en el programa de Recuperación de Pueblos Abandonados.