Puerta con Puerta llega a la Siberia extremeña para conocer a los vecinos de Garbayuela, un pueblo de menos de 500 habitantes donde todavía celebran tradiciones ancestrales como los danzaores de San Blas, una fiesta en la que participa todo el pueblo, declarada Bien de Interés Cultural, y en la que participa Sara como primera y única mujer, que nos cuenta su experiencia. Juan Alfredo nos presenta a sus ovejas y a sus tres burritos, que adoptó hace unos años y a los que cuida con cariño. El mismo con el que prepara junto a su amigo Ángel Luis su museo, situado en una casa particular, en el que conservan todo tipo de reliquias que los propios vecinos le dejan en la puerta, todo gracias a Fuentelamora, su asociación, que lleva con orgullo una pintura de un cabrito que se puede visitar en un abrigo situado en la cima de la sierra cercana. Hasta otra de esas cimas nos lleva el propio Ángel Luis, para enseñarnos las vistas. De vuelta al pueblo, las mujeres de la Asociación Santa Ana nos muestran todo tipo de prendas antiguas, con diferentes bordados, que han recopilado por todo el pueblo. También visitamos hoy la sala de trofeos del Club Deportivo Pedrusco, conocido en toda España por sus malos resultados y su increíble afición. Su nombre se debe al tebeo “Pepe el Hincha”, aficionado de un equipo que nunca ganaba, y que se hacía llamar “El Pedrusco”. Probamos la carne de gamo, y descubrimos la historia de Francisco, pintor “de brocha gorda”, que ha ejercido su pasión en lujosas tiendas de Madrid. Para terminar, conocemos otra tradición, la de los auroros, un grupo de hombres que se reúnen para cantar coplas al amanecer en las puertas de las casas de los llamados “hermanos pasivos”, una costumbre casi única que quieren seguir manteniendo.
Llegar a Holguera, en la comarca del Valle del Alagón, es adentrarse en la historia y vivencias de los secaderos de pimiento. Tomás nos abre las puertas de uno de ellos, para descubrir un oficio tradicional que ha marcado la vida del pueblo. De hablarnos de cómo era la agricultura años atrás se encarga Licinia, la primera mujer con bicicleta y tractor del pueblo. Holguera también es flamenca, y Mara, bailaora profesional nos lo demuestra. Pero entre sus vecinos también hay aficionados al reggaeton, como Miguel, Isabel, Sandra o Paula, que no dedicarán una de sus divertidas versiones. Las historias de amor, de viajes y de amistad también nos acompañarán en nuestro recorrido por este pueblo cacereño, donde tampoco nos olvidamos de su renovado folclore y deliciosa gastronomía.
A mitad de camino entre Mérida y Don Benito, se encuentra este precioso pueblo de poco más de 700 vecinos, y a su entrada, nos reciben dos de las más ilustres: Petra y su hermana Kika, que estaban esperando nuestra visita para presentarnos a su otra hermana, Candi. Las tres han sido telefonistas y protagonistas de las fiestas más importantes del pueblo. Ya en la dehesa, conocemos a otras dos mujeres de bandera, María Isabel y su madre Toñi, que cuidan juntas de sus miles de ovejas. Seguimos conociendo a más mujeres en este pueblo, ahora toca a las de la asociación La Natividad de Nuestra Señora, que nos han montado una maravillosa exposición de artículos antiguos. Y para antigua la trompeta de Veterano, el pregonero local, ¡que todavía ejerce!, y nos ayuda a avisar a todo el mundo de nuestra presencia. Así conocemos a dos hermanos pintores, una familia de apicultores, un grupo de rumbas, a Cartagena, el míster de las fiestas y al párroco local, Rubén Darío, llegado desde Colombia. Y para terminar, nos reunimos de nuevo con las increíbles mujeres de Manchita para que nos enseñen a jugar como antiguamente, junto a los más pequeños del lugar.
Hasta el siglo XIX, La Garganta era uno de los 36 lugares que componían el histórico Ducado de Béjar (Salamanca). A día de hoy es uno de los pueblos con más magia del extremeño Valle del Ambroz. Con su encanto ha conquistado a la brasileña Rosane, única mujer ganadera del pueblo que hoy nos abre las puertas de su finca. Para hablarnos del pasado de La Garganta contamos con Feli, que llegó a ver en funcionamiento el impresionante “Pozo de la Nieve”, construido por su abuelo hace 200 años. En esta tierra ganadera, el lobo tuvo gran presencia y Encarna, Nieves y Lorenza aún recuerdan verlo por la zona. Con Chago, y la Cofradía de “Los Pajaritos”, recorremos el pueblo para recrear una ancestral tradición, donde las puertas de los vecinos de La Garganta se abren para darnos la bienvenida una noche más.
A 18 kilómetros de Badajoz nos encontramos con Novelda del Guadiana, uno de los pueblos de colonización de las vegas bajas del Guadiana, donde nos reciben siete mujeres, todas ellas hijas de colonas y cada una con un pueblo de origen diferente, que quieren recordar y homenajear a sus madres. Recorriendo el pueblo en bicicleta nos encontramos a Juan “Breva”, un artesano que hace sillas con cuerdas, que nos presenta a Avelino y su mujer Aurora, dos octogenarios muy simpáticos que nos bailan un pasodoble. Ya en el campo conocemos a Marta, sus ovejas y su ayudante Mario, que con once años de edad es un enamorado de los animales: tiene una pequeña borrega, casi treinta gallinas y todo tipo de pájaros en su casa. Pero para curiosidades las que nos encontramos en la casa de “El Calao”, un guardia civil jubilado que tiene todo un museo de antigüedades. Finalmente, las mujeres rurales nos reciben en la caseta municipal para enseñar a los más jóvenes a hacer roscas, un dulce típico que comparten todos los vecinos de este pueblo, a pesar de su distinta procedencia, y terminamos a ritmo de merengue gracias de nuevo a Juan y a su grupo de baile de los 80.
Sin salir de sus cinco pedanías, Casares de las Hurdes, nos invita a un recorrido sin igual. Con el Río hurdano como acompañante del viaje, los vecinos nos abren las puertas de sus casas para hacernos sentir como en familia. Ejemplo de ello es Tian Yu, que recién llegado desde China se siente un casareño más. Nuestra ruta continúa con Fidel que nos llevará a conocer las mejores vistas de la zona, también con los 91 años de Tía Visita, el orgullo hurdano de Mayte, la artesanía de Ceferino, la miel de Sides… Y por supuesto, con su divertido tamborilero ambulante. Pero antes de irnos y como guinda del pastel, nos iremos al peculiar campanario de Casares de la Hurdes para hacer un homenaje a la mujer hurdana.
Son tres las cosas que unen a los divertidos vecinos de Rena: el mote que todo el pueblo comparte, “Los tremendos”, el agua de su fuente, que ha servido para elaborar los helados más famosos de la zona, y su queridísimo equipo de fútbol, el Bambatan Rena FS. Un club de récord, que ha conseguido situarse en la máxima categoría extremeña con tan solo 600 habitantes. Conoceremos a sus jugadores y a su gran afición, no sin antes pasar por casa de Alfonso, un modelo de publicidad de ciruelas, y por la de Ezequiel, el doble de Selu, cantautor del famoso grupo de música El Barrio. Pero esto es solo el principio, porque después de ir a por agua a la fuente, también haremos deporte, pescaremos y no dejaremos de cantar. ¡Bienvenidos a Rena!
Muy cerca de Navalmoral y en pleno embalse de Valdecañas, nos encontramos Bohonal de Ibor, un pueblo con unos vecinos encantadores, como Tomás, que nos enseña sus maquetas, y a través de ellas nos relata el proceso de la siembra y recogida del grano. Yanitza es una venezolana muy divertida a la que conocen todos los bohonalos, y aunque se siente muy extremeña, le sigue encantando bailar salsa y merengue. También conocemos a Fausto, el hombre más longevo del pueblo, y a David, un chico joven profesional del turismo y estudioso de la historia, que nos lleva hasta las ruinas de Talavera La Vieja, donde podemos ver parte de cómo fue en su día esta localidad, ya inundada por el pantano, de la que se pudieron salvar algunos monumentos romanos. Kike y su madre nos hablan de su pasión por el folklore y los platos típicos y con ellos, cantando, despedimos el programa precisamente desde Los Mármoles, el templo romano rescatado de Talaverilla que ahora contempla con orgullo todo Bohonal de Ibor.
