A todos nos encanta el tapeo, una de las señas de identidad del país que triunfa entre los extranjeros que nos visitan. Gastronomía en miniatura que han conquistado el mundo.
El origen etimológico de este pequeño bocado que produce gran placer deriva de la antigua costumbre en tabernas y mesones de tapar copas y vasos con un trozo de pan o con una rebanada de jamón, para impedir que entrasen moscas o polvo. Pero ¿desde cuándo?
Sobre eso hay historias y versiones de todo tipo y muchas tienen a un rey como protagonista. Una de las más conocidas nos remonta al siglo XIII y tiene a Alfonso X el Sabio como protagonista. Parece ser que para recuperarse de una enfermedad su médico le prescribió beber vino. Lo tomaba acompañado de pequeños bocados para evitar los efectos del alcohol. Le gustó tanto la idea que ordenó a los mesones de Castilla que sirviese el vino con un bocado sólido. Otras versiones atribuyen su origen a los Reyes Católicos. Al parecer, Isabel y Fernando obligaron a los taberneros a servir sus bebidas con un plato con comida para poner coto a las borracheras. Pero estas no son las únicas historias relacionadas con le origen del tapeo.