La Semana Santa de Cáceres, declarada de Interés Turístico Internacional, contará este Miércoles Santo con dos procesiones. El Cristo de la Buena Muerte y el Cristo Negro desfilarán por las calles de la ciudad mirando al cielo por la lluvia prevista para la jornada.
La primera en salir será la Cofradía de los Ramos, que partirá a las 21,00 horas de la iglesia de San Juan con el Cristo de la Buena Muerte (autor anónimo de la escuela castellana, siglo XVII) y María Santísima de la Esperanza (José García Bravo, 1949) una de las pocas imágenes marianas que desfilan bajo palio en la capital cacereña.
La comitiva, tras atravesar la plaza de San Juan, enfilará la Gran Vía para llegar a la Plaza Mayor. Continuará por Gabriel y Galán, Sancti Espíritu, Margallo, Ríos Verdes, calle Andrada, Santo Domingo, plaza de la Concepción, Moret, Pintores y templo de San Juan, donde se recogerá al filo de la medianoche. El acompañamiento musical correrá a cargo de la Banda Infantil Cristo del Humilladero de Cáceres, la agrupación musical Virgen de la Misericordia de Cáceres y la Agrupación Músico-Cultural de Bienvenida.
Cristo Negro
Cuando se recojan el Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Esperanza saldrá por las calles intramuros la Cofradía del Santo Crucifijo de Santa María de Jesús, más conocido como Cristo Negro, fundada en 1490. Se trata de una de las procesiones que más público congrega por la singularidad de la ceremonia. A las doce en punto de la noche se abrirán las puertas de la concatedral de Santa María y asomará la presencia de esta talla de autor anónimo y datada a mediados del siglo XIV.
El itinerario, que se modificó el año pasado, vuelve a su trazado original de manera que tras atravesar la plaza de Santa María enfilará los adarves para llegar a la Puerta de Mérida y subir por la calle Ancha hasta la plaza de San Mateo. Allí, bajará por la Cuesta de la Compañía hasta la plaza de San Jorge y girará por la Cuesta del Marqués para coger el adarve del Cristo, Obras de Pío Roco, calle Tiendas y llegar a la plaza de Santa María donde se recogerá en la concatedral al filo de las 2,30 horas
El sonido de una esquila y el de un timbal destemplado anuncian el principio y cierre del cortejo procesional que este año estrenará una corona de espinas que ha llegado desde Jerusalén para sustituir a la actual que tiene más de un siglo de historia y estaba deteriorada.