Recreación del complejo budista de Cáceres
La decisión del Supremo de demoler lo construido en la isla de Valdecañas ha llevado a la Junta a defender una revisión de los territorios blindados por Europa. Más del 30% de la superficie de Extremadura pertenece la Red europea Natura 2000. Son espacios protegidos abiertos a actividades tradicionales como la agricultura, ganadería o la caza, pero limitados a grupos de edificaciones.
Dadas las circunstancias, los grandes proyectos que maneja la región buscan más que nunca seguridad jurídica. Entre ellos, el macrocentro budista de Cáceres. El proyecto tienen como prioridad asentarse en una finca municipal del cerro Arropé, dentro de la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) de Los Llanos de Cáceres.
El Ayuntamiento quiere modificarla porque dice que el espacio no tiene los valores medioambientales que justifiquen ese título, pero los ecologistas no están convencidos y, además, no creen que eso sea posible con la legislación actual.
Esta misma semana el alcalde les invitaba a dialogar sobre el asunto y aseguraba que no se trataría de un cambio hecho a la medida del complejo budista, sino que servirá para protegerla mejor, eliminando algunas zonas que ya tienen mucha presencia del ser humano pero incluyendo otras que merecen estar protegidas y no lo están.
La Fundación Lumini Garden ha querido hoy lanzar un mensaje de tranquilidad. Su presidente, José Manuel Vilano recuerda que llevan dos años y medio trabajando junto a la administración extremeña y se muestra "completamente alineada con la legislación europea en materia de protección de aves y en ningún momento se plantean incumplirla"; "No nos vamos de Cáceres", asegura con claridad, pero esperarán, eso sí, a que se resuelvan los problemas legales para decidir si pueden desarrollar su proyecto dentro de esa zona ZEPA o deben buscar otra localización.
"Solo queremos una información fiable para evitar desarrollar un proyecto que luego pueda tener problemas"
La prioridad es huir de conflictos como el de Valdecañas: "Estamos a la espera de una información fiable para evitar desarrollar un proyecto que luego pueda tener problemas", asegura Vilano, que reafirma su intención de buscar un "consenso total" con la sociedad civil y, dentro de ella, también con los grupos ecologistas.
En la misma línea se pronuncia el alcalde de Cáceres. Luis Salaya asegura que "tendrán paciencia" y que "todos queremos lo mismo: una ciudad verde y sostenible que crezca económicamente mientras mantiene esos valores".