
Las zonas de Villanueva de la Serena y Entrerríos sufrieron en la tarde de ayer el impacto de una granizada que afectó a más de 1.000 hectáreas de cultivos. Una tormenta seca, sin apenas agua, que duró unos 20 minutos y que ha arrasado los cultivos en plena campaña sobre todo frutales; especialmente nectarina, melocotón o ciruela. A eso se suman daños en almendros, olivares, trigo y tomates.
Se perderá parte de la mano de obra prevista, aunque el trabajo se concentrará en las fincas que han resistido. Pero lo más preocupante es que no se podrá cumplir con los compromisos de venta: la fruta no se podrá comercializar y eso afectará también al mercado. Por ahora, se intenta salvar lo que queda, tratando los árboles para prevenir la aparición de enfermedades.