Quiso el azar que el Carnaval de Badajoz naciera en marzo, y no en febrero, por el golpe de Estado de 1981. Un puñado de amigos salieron disfrazados entre San Juan y San Francisco para recuperar la fiesta que les robó la dictadura y que llevaba celebrándose en la ciudad desde el siglo 18: "Aquí, en San Francisco, la noche del sábado hubo verbena -recuerda Juanma Cardoso, autor de 'El Carnaval de Badajoz'-, había gente disfrazada pero todo muy improvisado. Había miedo porque veníamos de un golpe de estado, estaba muy reciente la dictadura"
"Había miedo porque veníamos de un golpe de estado, estaba muy reciente la dictadura"
Tras dos años de gestión a cargo de una comisión ciudadana, en 1983 el Ayuntamiento de Badajoz, con Manuel Rojas de alcalde, organiza el primer desfile de disfraces. La comparsa Caribe participa en un concurso que era casi familiar. Encarna Rodríguez, la fundadora de la agrupación, hace memoria: "Seriamos unos veintitantos los que estabamos allí. Se ven las diferencias de entonces, que te arreglabas con cualquier cosa...". Hoy, unos 10.000 comparseros participan en un desfile que atrae a gente de toda España.
"En el primer desfile de disfraces seriamos unos veintitantos los que estabamos allí. Se ven las diferencias de entonces, que te arreglabas con cualquier cosa..."
Las murgas, una de las estrellas del Carnaval, también comenzaron de forma más casera: "Era un sistema diferente, no había tanta puesta en escena", nos cuenta Manolo González, de la murga Ad Libitum, "la gente buscaba mas reírse, y sobre todo se cantaba más en la calle". Y esa, la calle, sigue siendo 40 años después la seña de identidad del Carnaval de Badajoz. "La clave es el arraigo de la tierra, la manera de ser de las personas, que hace que te relaciones mucho, pero también que hagas amistades nuevas" confiesa Chiqui Mendoza, uno de los murgueros pacenses más conocidos.
Por eso engancha de generación en generación. Y aunque los 40 no puedan celebrarse, tiene el Carnaval mucha vida para cuando vuelva la fiesta... a sus calles.