La adicción a las tecnologías es un problema que no deja de crecer sobre todo entre los jóvenes. Por este motivo, casi una treintena de personas han pedido ayuda a la Asociación AFAVAL en Extremadura.
Esta entidad, junto con el Instituto de la Juventud de Extremadura, ha lanzado la campaña 'Conéctate a la vida 3.0 Adicciones'.
"Considerábamos necesario abordar el juego problemático entre la población joven y de ahí surgió la idea de sentarnos con AFAVAL, para plantear un proyecto que llegase a este colectivo", explica la directora general del Instituto de la Juventud, Sara Durán, que asegura que el objetivo es concienciar y sensibilizar a la población.
28 personas han pedido ayuda
En 2021 AFAVAL ha atendido a 28 personas que necesitaban ayuda por "tecnoadicciones". "En 2019 o 2018 atendíamos casos aislados, pero ahora son decenas", explica Luis Guerrero Pecero, director técnico de la asociación.
"La alerta aparece cuando el juego pasa a ser un problema y no una diversión", añade además Guerrero Pecero, que avisa de que entre los síntomas más frecuentes para detectar esta adicción se encuentran la irritabilidad o el aislamiento.
Este año AFAVAL ha atendido varios casos de niños de entre 10 y 13 años
Algunos todavía no son reconocibles por gran parte de la población, pero causan grandes estragos a niños y jóvenes. Por ello, también han lanzado una guía para las familias. Este año AFAVAL ha atendido varios casos de niños de entre 10 y 13 años.
Un cómic y un corto contra las adicciones
Y otras formas de sacar este tema a la palestra en la campaña 'Conéctate a la vida 3.0 Adicciones' son un cómic de Fermín Solís y un cortometraje dirigido por Leticia Fernández y José María Fernández de Vega, con actores extremeños como Paca Velardiez o Juan Carlos Tirado.
"Se trata de que los chavales aborden ese problema no aleccionándolos, sino que la historia se narre de una manera divertida", explica Fermín Solís acerca del cómic. Por su parte, los directores del corto aseguran que su trabajo está dedicado a todas las edades para que los adultos también tomen conciencia del problema y pueden ponerse en la piel de los menores.