2 Agosto 2024, 19:18
Actualizado 3 Agosto 2024, 19:48

Para heredar su trono, la princesa Lindabridis tiene que vencer a su hermano. Se propone buscar un marido que se ajuste a sus necesidades. Y se revela como una heroína que tiene un castillo volador. La historia la escribió Calderón. Pero el vuelo lo dirigió anoche en Alcántara, la directora de Nao D'Amores y última Premio Nacional de Teatro, Ana Zamora.

El teatro es el reino de la fantasía y la imaginación, uno no puede ir al teatro si no está dispuesto a ir a jugar  

Ella también juega, aunque de forma muy seria. Lo hace poniéndose a escuchar a los clásicos:

Calderón no es feminista. Pero ha tenido fama de retrógrado y aquí le vemos escribiendo sobre mujeres valientes

Lleva toda su carrera investigando sobre el repertorio más desconocido del teatro español. En la propuesta que se vio anoche en el Conventual de San Benito, se rescata la comedia artesana calderoniana. Nada que ver con los autos sacramentales, las comedias de honor o las de capa y espada: "la comedia cortesana la escribió Calderón para los salones de la Corte. Eran puras fiestas, de danza, de baile, de historias fantásticas".

El castillo de Lindabridis está además inspirada en la Edad Media, todo un caramelo para Ana Zamora, que es especialista en esa época, además de en el Renacimiento. Hasta que ella no ha montado textos de esa época, nadie se había atrevido. Pero ella ha acabado recibiendo por ello el último Premio Nacional de Teatro.

A mí me han dado el premio nacional por pesada, por insistir en que hay que alcanzar todos los espacios del repertorio que no se estaba poniendo en escena

Su primer espectáculo fue Comedia llamada metamorfosea, del dramaturgo extremeño renacentista Romero de Cepeda. Y también ha montado a Torres Naharro, sobre el que investigó durante todo un año en Roma, en la Academia di Spagna, ya que el de Torre de Miguel Sesmero residió mucho tiempo en la capital italiana:  "uno de sus mecenas fue precisamente el constructor del Tempietto di Bramante (Bernardino López de Carvajal y Sande, placentino), sede hoy de la Academia de España. Y yo quería estudiar todas sus relaciones con el teatro de su tiempo ".  Montó Comedia Aquilana, "y tuve la suerte de hacerlo en Torre de Miguel Sesmero, que es una de las cosas que estoy más orgullosa".  

Su relación con Extremadura es estrecha. Ha pisado muchos escenarios y festivales con sus propuestas (en octubre estará en el Festival de Vegas Bajas de Puebla de la Calzada, si quieren verla), pero el vínculo ya existía, presume, antes de dedicarse profesionalmente al teatro:

Soy nieta de unos de los filólogos de referencia, Alonso Zamora Vicente, que tuvo una relación muy estrecha con Extremadura

Sobre todo con Mérida (se doctoró con la tesis El habla de Mérida y sus cercanías, aparte de estudiar a Chamizo). Y también estudió a Gabriel y Galán y tuvo mucho vínculo con Cáceres, donde la biblioteca central lleva su nombre.

Años después, Ana Zamora pone nombre al teatro medieval y renacentista español. Y lo hace con un teatro, que dice, "está al servicio del autor". Pero también cerca del espectador.  En el Castillo de Lindabridis, ha trabajado codo con codo con el asesor de versos Vicente Fuentes: han logrado transmitir mensajes contemporáneos sin romper el ritmo de Calderón. Todo suena a nuestro siglo. Y eso que de lo que la princesa Lindabridis vive en la Edad Media.