Si el día que nace un hijo o una hija es especial e inolvidable, más lo es cuando tu bebé viene al mundo en medio de una pandemia. Durante el año 2020 han nacido más de 7.300 pequeños en Extremadura, 300 menos que el año anterior. Aun así, ha sido la parte positiva de esta crisis sanitaria, pero sus padres han tenido que enfrentarse a un mundo nuevo de crianzas entre mascarillas y distancias de seguridad.
Rosa Cañas y Joaquín Pérez son los padres de Óliver. Nació 15 días después del estado de alarma, el 30 de marzo, y ella tuvo que acudir sola al paritorio. "Fue complicado, porque no tenía a mi lado a mi pareja en esos momentos tan difíciles", recuerda. Su marido no podía entrar y tenía que esperar en una habitación del Hospital de Mérida. "Fueron varias horas que se me hicieron eternas", relata Joaquín.
"Fue complicado porque estaba sola en el paritorio"
A esa incertidumbre que vivieron los dos, cada uno en un espacio, se sumaba la angustia que se vislumbraba en el hospital, volcados con los pacientes covid y saturados con los ingresos. Óliver nació por cesárea y su madre solo pudo verlo poco tiempo al principio. "Lo vi dos minutos porque tampoco querían que estuviésemos juntos por miedo al contagio. Con los nervios ni me acordaba de su cara".
"Fueron varias horas esperando dentro de la habitación del hospital que se me hicieron eternas"
Una vez que ya les dieron el alta y abandonaron el hospital, no se podía salir a la calle. Las restricciones estatales impedían estar fuera de casa, por lo que tuvieron que adaptarse y solo paseaban en el patio de su vivienda. El recién nacido sufrió ictericia (coloración amarillenta de la piel), por la falta de sol, unos síntomas que se repitieron en muchos bebés nacidos en los primeros meses del estado de alarma. "Óliver es un niño pandemia -cuenta Rosa-. Es extrovertido pero cuando se le acerca alguna persona se extraña porque no hemos tenido contacto con casi nadie. A la familia, que vive en Andalucía, la conoció cuando tenía seis meses". Pese a las dificultades, ambos reconocen que lo positivo de esta situación es que "han disfrutado mucho de su hijo pequeño y del mayor".
Revisiones ginecológicas en estado de alarma
La historia de Rocío Plata y Javier Marín, padres de Sofía, es similar. Ella nació el 29 de julio, casi en la segunda ola, pero las revisiones ginecológicas de la gestación fueron en las fechas en las que ya Óliver conocía este inquietante e insólito mundo. "La revisión más importante fue 15 días después del estado de alarma. Fue duro. Tenía que ir con un par de guantes en cada mano, mascarillas (cuando casi no había existencias en las farmacias) y solo podía entrar yo sola. Las embarazadas ni siquiera nos sentábamos en la sala de espera, estamos de pie por miedo al contacto con cualquier objeto", rememora Rocío.
En otra ocasión, cuando le dijeron el sexo del bebé, y sola de nuevo, su marido pudo escuchar el latido del corazón de la pequeña a través de la ventana. La consulta estaba en una planta baja y les hicieron el favor para que Javier también pudiera ser partícipe de ese tierno momento.
"Las embarazadas no nos sentábamos en la sala de espera por miedo al contagio"
En su caso, Javier sí puedo acompañar a Rocío durante el parto. Una vez ya en la habitación, solo podía estar dentro una persona de acompañante. Los abuelos de la pequeña la conocieron de uno en uno y siempre con mascarilla. "Teníamos que tener la mascarilla siempre, incluso cuando le daba el pecho. Ella nos conoció así y no podía ver nuestra sonrisa"
"Ella nos conoció con mascarilla"
Entre risas, Rocío dice que le tiene que explicar muchas cosas a su hija de todo lo que ha vivido con tan poco tiempo para que ella se lo cuente a sus amigos.
Paseos al aire libre con más cuidados
Otra de las protagonistas de este año singular es Carlota, la hija de Miriam Vázquez y Sergio Sánchez. Ella vino al mundo el día de Navidad, el 25 de diciembre, y también acudía sola la madre a las revisiones ginecológicas. "Tengo otra hija y ha sido todo muy distinto. Tenía que ir sola a las consultas del hospital. Te da miedo que te den una mala noticia y que estés sin tu marido en ese momento. Él estaba esperando impaciente a que yo llegase con la ecografía".
Sergio también reconoce que vivió con muchos nervios esos momentos de espera. "Estaba deseando que llegara para que contase que todo iba bien, que la niña estaba perfecta".
En el momento del parto, justo en la tercera ola de la pandemia, ambos pudieron estar juntos, pero, una vez más, hubo otros momentos de espera. Miriam entró sola al paritorio, y hasta que no conocieron los resultados negativos de la pcr, no pudo entrar él. "Fueron unas dos horas, pero se pasa mal, porque no sabes como está ella, la niña, si ha ido todo normal y bien. Estás esperando que te llamen para que te den la noticia. El miedo siempre lo tienes", relata Sergio.
"Estaba deseando que llegara del hospital para que contara que todo iba bien"
Ya al nacer, Carlota también conoció a sus padres con mascarilla. "Ella nos conoció así. Es una sensación rara porque quieres dar un beso a tu hija y no puedes porque tienes la mascarilla. Tardé un par de horas en darle el primer beso. La situación era un poco violenta", cuenta Miriam.
"Tardé un par de horas de dar el primer beso a mi hija porque tenía la mascarilla"
Ahora fuera del hospital, ambos extreman los cuidados con su pequeña, sobre todo, cuando salen a dar paseos. "Estás en tensión cuando alguien se acerca al carro del bebé, nos da miedo que toquen a la niña, que levanten la capota. No nos montamos en los ascensores y tenemos más cuidados. También con nuestra hija mayor, que ya sabe que no puede tocar a sus hermana si antes no se ha lavado las manos con gel hidroalcohólico", explican.