Un estudio reciente de la Fundación ANAR ha puesto de manifiesto los riesgos que conlleva el uso inadecuado del teléfono móvil entre niños y adolescentes, recomendando limitar su acceso para prevenir problemas graves relacionados con la violencia y la salud mental.
Ciberacoso
El informe destaca que este es el problema más recurrente entre los menores. La expansión de la vida digital ha llevado a que el acoso escolar se prolongue más allá de las aulas, convirtiéndose en ciberbullying. En este sentido, el teléfono de ayuda de la Fundación ANAR ha registrado 11.000 llamadas en un año relacionadas con el mal uso de la tecnología.
Uno de los principales problemas es que, en la mayoría de los casos, los menores han sufrido este acoso durante casi un año antes de denunciarlo. Además, los casos detectados son cada vez más graves. Entre los peligros asociados al uso inadecuado de Internet y las redes sociales, preocupa la presencia de pederastas que se infiltran en redes digitales para extorsionar a menores y la difusión no consentida de imágenes íntimas, lo que agrava la situación de vulnerabilidad de los menores.
El abuso de la pornografía y la práctica del sexting son otras problemáticas en aumento, según el estudio. Se ha detectado que las víctimas principales de estos delitos son niñas y adolescentes, mientras que los problemas de adicción a las pantallas son más comunes en niños varones. Llama la atención que incluso menores de 9 años han solicitado ayuda en relación con estas situaciones.
Recomendaciones
Para hacer frente a estos riesgos, se espera que la nueva Ley de Protección de Menores en Entornos Digitales ayude a frenar estos problemas. Entre las principales recomendaciones para los padres y tutores, la Fundación ANAR sugiere evitar el contacto de los menores con personas desconocidas en redes sociales, no acceder a peticiones extrañas y proteger la privacidad de sus publicaciones.
Los expertos coinciden en que el diálogo entre padres e hijos es fundamental para prevenir estos problemas. Así mismo, se recomienda el uso de herramientas de control parental y estar atentos a posibles cambios de conducta en los menores, que podrían indicar que están siendo víctimas de algún tipo de abuso digital.