Tras el estallido de la Guerra de Ucrania se produjo un desabastecimiento generalizado de aceite de girasol. Un problema que sigue vigente y para el que la Unión Europea quiere fomentar la plantación de este cultivo en tierras de barbecho. También en Extremadura, aunque los problemas para plantarlo, hacen, de momento, que su presencia sea casi testimonial.
Desde el anuncio de Europa, se esperaba que en Extremadura se plantasen unas 23.000 hectáreas, según datos de Asaja. Actualmente las previsiones son que no llegarán ni a 1.000. Desde Asaja Extremadura, su presidente, Ángel García Blanco, indica que "el cambio del maíz al girasol no se va a producir porque no hay simiente, no hay abono y no hay ningunas ganas porque no hay un aseguramiento en cuanto al precio del producto".
De hecho, la siembra del girasol ya llega tarde. "Tendría que haber sido a principios de abril; principios de abril, finales de marzo hubiera sido una siembra óptima", reconoce Manuel Jesús Manchón, agricultor.
Además, plantarlo en zonas de barbecho supone un problema añadido; y es que las tierras dedicadas a otros cultivos no son aptas para la siembra de girasol, sobre todo por los herbicidas residuales.
Otro de los problemas que se encuentran los agricultores, quizás el principal, es la falta de agua. "En teoría se va a repartir unos 3.000 metros cúbicos por hectárea de girasol. Se prevé en algunas tierras que sí, con 3.000 metros cúbicos tiene bastante, pero en otras tierras va a estar un poco escaso de agua", asegura Manuel Jesús Manchón
Demasiados riesgos para un sector que vive sus horas más complicadas.