Cuando la mujer queda invisibilizada o relegada a un papel secundario, la visión del mundo es sólo parcial. Y esto tiene consecuencias en todos los ámbitos. También, afirman científicas como la extremeña Guadalupe Sabio, en el de la salud.
Sabio asegura que "hay muchas enfermedades que, cuando las estudiamos, los síntomas que conocemos son los de los hombres, y no conocemos cuáles son los síntomas que las mujeres tienen para esa enfermedad".
"Cuando una mujer desarrolla esa enfermedad, tiene más posibilidades de ser diagnosticada de manera incorrecta"
Las enfermedades cardiovasculares como el infarto son un ejemplo de desconocimiento de la sintomatología específica en mujeres. Las diferencias no se empezaron a poner de manifiesto hasta la década de los 90, pero todavía hoy se producen casos como el de Alicia, que sufrió una Disección Coronaria Espontánea.
"Cuando llegué al hospital me hicieron electrocardiogramas, radiografías, y ya me mandaban a mi casa pensando que era ansiedad"
Retraso en el diagnóstico que también se produce en las enfermedades respiratorias, inflamatorias digestivas o incluso en la salud mental.
No existe una investigación diferencial y prevalece el androcentrismo, lo que lleva a excluir de muchos ensayos clínicos a la mujer. Y en aquellos en los que se la contempla, muchas veces no se tienen en cuenta las diferencias hormonales. Así ocurrió, por ejemplo, con la vacuna de la COVID.
"Nuestro ciclo, nuestros estrógenos pueden afectar a que aparezcan unos síntomas u otros"
Las pruebas lo constatan y las científicas lo confirman: es urgente acabar con el sesgo de género en la medicina porque pone en riesgo la salud de las mujeres.