Día grande para Extremadura, y el epicentro de las celebraciones está en esta plaza de Guadalupe, testigo de multitud de momentos históricos. Su monasterio, construido en el siglo XIII, es uno de los templos de peregrinación más importantes de la península desde hace cientos de años.
A esta hora cientos de personas ocupan las terrazas y restaurantes de la Puebla. Y a lo largo de la jornada, miles de ciudadanos, llegados de todos los puntos de la región y también de fuera, se dan cita en sus calles, llenando negocios y alojamientos.
Una visita masiva a la casa de la patrona de Extremadura, que deja un importante beneficio económico en el municipio. En un día como hoy son pocos los que pueden resistirse a la tapa de morcilla, bacalao o a las migas extremeñas. Y a comprar productos de la comarca o algún souvenir.
Y es que sus monumentos, su entorno natural, su gente, su gastronomía y, por supuesto, su importancia en el Día de Extremadura hacen de Guadalupe un lugar al que volver cada 8 de septiembre
Misa y procesión en el Monasterio
Eso fuera, y dentro del Monasterio ha tenido lugar la tradicional misa. Una solemne celebración eucarística, presidida por el arzobispo de Toledo y a la que ha asistido María Guardiola, por primera vez como presidenta de la Junta.
En su homilía, Francisco Cerro ha destacado el hermanamiento de las Guadalupes de Extremadura y México. Y tras la misa, uno de los momentos más emotivos ha sido la procesión por el claustro mudéjar del monasterio.
Junto a la Virgen, los fieles hacen el recorrido y cada año vemos expresiones de fuerte devoción hacia la patrona extremeña. Descalzos, e incluso de rodillas para cumplir sus promesas ante 'La Morenita de las Villuercas'. Un recorrido acompañado por la banda de música de Guadalupe.