La alergia a la proteína de la leche es la alergia más frecuente en menores de do años. Y la de la leche de vaca, es la principal, porque suele ser el primer alimento con el que un bebé tiene contacto al introducir la leche de fórmula.
Cuando el bebé rechaza biberón, presenta un llanto incontrolable, aparecen ronchas, vómitos recurrentes, diarreas explosivas, aparición de mocos en la caca con sangre... son síntomas que nos dan pistas de que se puede tener alergia a la proteína de la leche, explica María Capataz, pediatra especializada en alergias.
En cuanto haya esa sintomatología hay que acudir al pediatra para que haga el diagnóstico.
Existen dos tipos de alergia a la proteína de la leche: la mediada, que suele tener una reacción inmediata a los pocos minutos de producirse la ingesta de leche; y por otra parte, la alergia no mediada, cuyos síntomas la mayoría de carácter digestivo suelen ser más tardíos. Y es más dificil de diagnosticar. Por ello la principal prueba que se utiliza tras el descarte de otros orígenes es la exclusión de leche.
La mayoría de los casos suele tener buen pronóstico y se corrige antes de los tres años. La mejores medidas de prevención aseguran los pediatras, es fomentar la lactancia materna y en niños con antecedentes o factores de riesgos, evitar la leche de vaca en los primeros meses, si no se va a dar de manera continuada utilizando fórmulas hidrolizadas.