La primavera, cargada de flores, ha permitido sacar adelante las mieles blancas y repoblar la cabaña. Sin embargo, la producción se redujo al hacer la trashumancia a Castilla y León o Cantabria... para hacer nuestras mieles bandera, es decir, las de encina, roble y castaño. "Eso no ha ido bien", asegura Paulino Marcos, presidente de la Asociación Cacereña de Apicultores. "Hemos conseguido un 30-40% de campaña normal".
Ahora, los apicultores esperan un otoño regular que permita llegar con la cabaña a primavera. La lluvia, asegura Primitivo Pino, presidente de la Cooperativa Sierra Miel, favorece el sector, porque sale la nueva floración de otoño y las abejas picotean y mantienen la producción de crías.
Sin embargo, alertan también algunos apicultores, el sector sigue sufriendo los problemas habituales: por un lado, la muerte de colmenas derivadas de la varroa, para lo que piden ayuda al gobierno, y por otro, los precios. "Nos están haciendo mucho daño las importaciones de mieles, principalmente China y ahora Ucrania", afirma Raúl Gómez, presidente de la Sociedad Cooperativa Apihurdes.
Para encontrar nuevos mercados y dar a conocer la calidad de la miel cacereña, el sector acudirá el próximo año al congreso Apimondia, que se celebrará en Copenhague. Un encuentro para el que la diputación de CC ha aportado 70.000 euros.
Apicultores extremeños advierten de una "incierta" producción de miel tras una "enjambrazón desbordada" en marzo y abril
