Portugal sigue luchando contra el fuego. Más de un centenar de incendios siguen activos en el país vecino. En cuatro días, las llamas han devastado más de 90.000 hectáreas, arrasando gran parte de las regiones del centro y norte.
Ante la gravedad de la situación, el gobierno portugués ha declarado la situación de alerta y ha asegurado que decretarán el estado de calamidad en los municipios afectados para poder apoyar más rápidamente a los perjudicados.
Unos 5.200 bomberos luchan contra las llamas. También 270 militares españoles de la UME, que están colaborando en las labores de extinción y que han impedido que el fuego entre en dos aldeas. Y la Brigada contra Incendios Forestales de Pinofranqueado (Cáceres) ha enviado 18 efectivos a la zona de Coímbra.
El primer ministro luso ha prometido mano dura contra quienes hayan provocado los ciudadanos. Cuatro personas han sido detenidas, por estar presuntamente detrás de esta ola de fuegos.
Cinco personas han muerto. Entre ellos, tres bomberos cuyo vehículo quedó atrapado entre las llamas. Los heridos ascienden a 123 y también hay decenas de personas desalojadas por precaución, y varias autopistas y carreteras nacionales cortadas.