Todas las miradas estaban puestas en ella, en la princesa de Asturias. Y no solo por cumplir la mayoría de edad o por jurar la Constitución ante las Cortes. Para ese acto institucional y ahora sí, como nos gusta a los periodistas, ´histórico´, la futura reina ha marcado el paso, su propio paso.
Empezando por los pies, se ha calzado unos zapatos que cualquier españolita de a pie nos ponemos. Ya sea para una boda, para una celebración o para venir a trabajar. Todas tenemos entre las páginas favoritas la de Lodi. Una firma española para ir casual, arreglada o super arreglada. Los precios son desde los 100 hasta los 300 euros. Y, en concreto, el modelo de Leonor es el Maleo Off de 145 euros. Un zapato de tacón medio de salón con tira y de color blanco. Los zapatos blancos tienen muy poca puesta, normalmente, porque nos recuerdan a los de una novia, y porque para otoño-invierno no son prácticos, y menos, cuando caen chuzos de punta. Pero para esta ocasión, que el traje es blanco, los zapatos no podían ser de otro color. Alargan la pierna, cuando el zapato es del mismo color que el traje.
Precisamente, el traje, ese outfit que esperábamos todas, y que a la mayoría, al menos a mi, me ha sorprendido. El protocolo del juramento de su padre señalaba que las mujeres fueran de largo, y con vestido largo fueron sus tías, las infantas, Elena y Cristina, y su abuela, la reina Sofía. Leonor ha llevado un traje sencillo de pantalón y chaqueta tipo esmoquin y, según Vanitatis, se lo han confeccionado en la sastrería Serna de Madrid, la misma que le confeccionó a su padre el traje para su juramento hace 37 años. Cuando caminaba se le veían los zapatos y, para mi gusto, el pantalón estaba un poco corto. Pero, ¿qué traje se pone una chica de 18 años que no parezca “revieja” o que va a una fiesta de Halloween?, por el brilli brilli, digo. Asumida la sorpresa del traje pantalón, lo único en lo que se puede diferir es en el color. Pero había que tener en cuenta que sobre su solapa y para que se viera bien, tenía que llevar prendida la insignia del Toisón de Oro. Y, no hay mejor color que el blanco inmaculado para destacar cualquier accesorio.
En cuanto al maquillaje, muy natural, y para su edad con esa juventud lozana, no precisa ningún iluminador artificial, solo los labios rosados y una línea del ojo poco marcada. Eso sí, hoy ha sonreído más que el día del Pilar. Tiene más confianza en si misma y en mostrar sus brackets transparentes, santo y seña de muchos jóvenes coetáneos. Y el pelo, recogido en una coleta tirante, un peinado pensado para la ocasión puesto que tenía que recibir el collar de la Orden de Carlos III. Y para no estropear un recogido o semirrecogido, lo mejor era esa coleta. De todas formas, tiene un pelazo, y cualquier peinado le favorece. Es cierto que, en las chicas de su edad uno de los estilismos que más llevan es el pelo suelto y la raya al medio o el pelo recogido con la raya al centro. Seguro que muchas jóvenes cuando la hayan visto se han sentido reconocidas, y eso es precisamente lo que pretende la Casa Real, el acercamiento a la sociedad. Y, dicen quienes la conocen, que para eso la Reina es única. De hecho, la hemos visto en varios gestos pendiente de su primogénita, como cuando le ha colocado la coleta tras ponerle el presidente del Gobierno en funciones los collares del Congreso y el Senado.
Y, de joyas, los pendientes azules con destellos violeta de oro rosa, y diamantes y tanzanitas. De una de las marcas preferidas de su madre, Gold and Roses, de 1.850 euros. Y, según la página de la joyería, esta joya “simboliza a través de la tanzanita el anhelo de nuestra generación: vivir intensamente cada momento como si nunca fuera a terminar”. Pues eso, la princesa Leonor ha vivido hoy un momento único, en su generación, la Z, lleno de simbolismo hasta en los pendientes de su madre, también azules en honor al color del Principado, cuyo título ostenta Leonor.
