Los agricultores que tienen plantado girasol en Extremadura ya han empezado a segar. La subida de la siembra esta campaña, contrasta con la bajada de la producción por la falta de lluvias y altas temperaturas. Las previsiones eran poco halagüeñas, pero las cifras han sido aún peores, las cosechas de girasoles agricultores como Antonio Gutierro las definen como “desastrosas, habíamos puesto las esperanzas en ella y ahora nos hemos dado cuenta que estamos perdiendo dinero con ella”.
Los recortes de riego de la comunidad de regantes de Orellana, les llevó a centrarse en este cultivo que en principio requería menos agua. Antonio lamenta que los girasoles "piden mucha más agua fe la que nos dijeron y cómo no la hay, están saliendo malas cosechas".
Este hecho ha provocado que baje el precio de la pipa y casos como el suyo no salga rentable venderlas. Desde organizaciones agrarias como Apag-Asaja achacan el problema precisamente a una mala planificación del riego.
Ante este panorama, Antonio ha decidido guardar los kilos de pipa en la cooperativa a la espera de que los precios le puedan rentar.