"Todos somos seres humanos y tenemos la misma capacidad de amar, el mismo corazón. Nadie nos puede imponer reglas para ir en contra de nuestra naturaleza". Es el relato de Kathy, una migrante de El Salvador afincada, desde octubre de 2019, en Talavera la Real (Badajoz).
"Ahora puedo sonreír libremente. Puedo despertar y dormir con tranquilidad. Tengo muchos sueños y metas por cumplir"
Sus palabras reflejan el deseo de vivir en libertad, sin esconderse y sin miedo a que no acepten su condición sexual. También la alegría de contar, hoy en día, con una familia que la acepta tal como es y de vivir en un pueblo que ya ha hecho suyo.
"Ahora puedo sonreír libremente. Puedo despertar y dormir con tranquilidad. Tengo muchos sueños y metas por cumplir", reconoce Kathy. Y lo hace gracias, en gran medida, al trabajo realizado por la Fundación Triángulo.
Junto a ellos, y como otros muchos migrantes LGTBI, ha conseguido tejer un futuro de esperanza que ya es toda una realidad.
El testimonio de Kathy, junto al de otras vidas de migrantes LGTBI que han pedido asilo en Extremadura por los problemas que sufrían en su países, se recogen en una exposición fotográfica que se puede visitar en Mérida, en el Centro Cultural Alcazaba. Fotografías que son miradas, reflexiones y personas que solo quieren ser libres, libres para ser ellos mismos y para amar.
Fotografías que nos ayudan, a través de sus miradas, a conocer más a fondo casos como el de Kathy. En dos años ha conseguido vivir en paz e integrarse, completamente, en su nuevo hogar en Talavera la Real, y con una familia con la que poder celebrar fechas tan señaladas como la próxima Navidad. En una maleta metió una vida y su país de origen, pero al abrirla se ha encontrado con una tierra de acogida y el calor de una familia que la quiere.