25 Junio 2025, 14:24
Actualizado 25 Junio 2025, 14:46

El cierre temporal del espacio aéreo de países como Irán, Qatar, Irak o Israel a raíz de la escalada del conflicto en Oriente Próximo ha provocado un importante caos aéreo internacional. Numerosos vuelos han sido cancelados o desviados, afectando también a rutas con origen o destino en España. Una de las personas directamente afectadas ha sido Irene Turégano, una extremeña nacida en Badajoz y residente en Mallorca, a la que el estallido del conflicto le pilló volando de regreso desde China.

La odisea en el viaje de vuelta

Irene emprendía su viaje de vuelta a España en un vuelo desde Pekín, con escala en Doha, operado por una compañía china. A una hora de aterrizar, el piloto comunicó por megafonía que el espacio aéreo de Qatar había sido cerrado y que el avión debía desviarse, sin dar más explicaciones. “Acabamos en una ciudad del norte de China, en la frontera con Rusia y Mongolia. Repostamos una hora y pico, pero nadie nos decía nada, ni a dónde vamos, si volvemos a Doha, a Pekín... todo en Chino porque la tripulación apenas habla inglés, y empezamos a rodar sin saber a dónde íbamos", explica Irene.

El avión aterrizó en Urumchi, donde repostó, y posteriormente fue desviado de nuevo hacia Pekín, lo que supuso un viaje de más de 12 horas en lugar de las ocho previstas. Ya de regreso a la capital china, la situación no mejoró: “No había mostradores de atención, nadie se hacía cargo. Para la aplicación de Qatar, nosotros seguíamos en Doha".

Ante la falta de información y soluciones por parte de la aerolínea, decidieron buscar por su cuenta una alternativa para regresar a España. Optaron por un vuelo a Chengdú, una ciudad china conocida por sus osos panda, desde donde subieron a otro avión con destino a Madrid, con una duración de unas 12 horas.

El final de unos tres días de viaje

Pero la odisea no acabó ahí. A su llegada a Madrid, aún quedaba un último trayecto hasta Mallorca, donde Irene reside actualmente. En total, completaron cinco vuelos en tres días, con escalas y desvíos incluidos.

“Salimos el 23 por la tarde, y 24 horas después estábamos otra vez en Pekín. Te lo tomas con humor porque no puedes hacer nada. Sobre todo incertidumbre y mucho cansancio... e impotentes", lamenta Irene.

Tras cinco vuelos y muchos problemas, esta pacense ya está en casa, y seguro que no olvidará su viaje.