Va a formar parte de una tradición, o una cadena, en la que están Hermann Levi (que estrenó la ópera en 1882), Arturo Toscanini, Richard Strauss, Pierre Boulez, Daniel Barenboim, James Levine o Daniele Gatti, entre muchos otros. Es Pablo Heras Casado (le hemos entrevistado) y, antes de abrir Bayreuth, el próximo 25 de julio, va a dirigir el 'Parsifal' de Wagner, en versión de concierto, con la Orquesta de Extremadura. Será los días 26 y 27 de enero, en Badajoz, en dos sesiones. ¿Por qué en dos? Primero, "porque Wagner es exigente y es una partitura muy compleja y ha sido una solución práctica, para el coro, la orquesta y alguno de los solistas. Una orquesta con la temporada de la Oex, que tiene también un ciclo sinfónico, deberíamos haber utilizado una semana más de ensayos". Cree que funciona "perfectamente" así: no hay que olvidar que, por ejemplo, 'El anillo del nibelungo' también se programa en varios días. Aunque, claro, esta dura más de diez horas. Y más de quince.
Es un hito histórico. En Bayreuth solo ha dirigido otro español, Plácido Domingo, con 'La valquiria'. Heras Casado viene de conducir varias obras de Wagner (el propio Anillo, por ejemplo, pero también 'El holandés errante') y, aunque sabe que Wagner es complicado (y la partitura del 'Parsifal' le acompaña desde hace un año, desde que Katharine Wagner, bisnieta del compositor, le comunicó que abriría el Festival), "milagrosamente, las horas con Wagner pasan en un soplo, seas entendido: seas wagneriano o no".
La primera vez que la dirige es con la Orquesta de Extremadura. Luego, siempre en versión concierto, pasará por Milán y Baden-Baden.
Junto a él, estarán los cantantes Christopher Ventris, Allison Cook, Raimund Nolte, Derek Welton, Javier Castañeda y el Coro de Cámara de Extremadura: algunos de ellos han pasado por Bayreuth ya y volverán a pasar. Se deshace en elogios, tanto con el Coro (algunos de sus componentes tienen papeles solistas), como con la Orquesta ("estamos disfrutando muchísimo, con una orquesta maravillosa, entregadísima, muy preparada y muy concienciada y, asimismo, el coro tiene voces extraordinarias").
El mito
Parsifal es Perceval, uno de los caballeros de la mesa redonda del rey Arturo, uno de los que buscan denodadamente el Santo Grial. En Parsifal hay primaveras, campanas (la orquesta se ha ampliado: habrá más de 80 músicos en el escenario), un cisne, la lanza que atravesó a Cristo en su último aliento (y solo un corazón puro podrá sanar con ella la herida mortal del guardián del cáliz que usó Jesús en la Última Cena), un castillo mágico (el de Klingsor, en el sur de España, por cierto), una mujer pecadora que nunca ayuda a nadie, un rey con una herida mortal, un caballero que se castra y que estudia artes oscuras, una seducción fallida porque no se puede seducir a un corazón puro y la belleza de la redención.
Musicalmente, "crea un espacio sonoro, un paisaje sonoro, completamente diferente a 'El anillo del nibelungo' y deja mucho más espacio a la meditación, pero sigue construyendo una música muy cromática, que cambia constantemente de tonalidad y de acordes, pero sigue utilizando el sistema que él construyó: los leit motivs, melodías cortas asociadas a algún personaje.
Wagner dijo que 'Parsifal' era su última carta.