Es la historia de Marcos Monroy, que, hace cuatro años, adquirió junto a su pareja un piso por 221.000 euros en un residencial de Badajoz, firmando un contrato de reserva por 3.000 euros. Marcos denuncia que,al cabo de unos meses, la inmobiliaria les comunicó que el precio había subido 17.000 euros por el aumento del coste de los materiales. É y su pareja se negaron a aceptar el incremento, amparándose en el contrato de reserva ya firmado.
Desde entonces, han pasado cuatro años de lucha judicial. En primera instancia, el juzgado les dio la razón. La inmobiliaria recurrió ante la Audiencia Provincial de Badajoz, que también falló a favor de Marcos. Sin embargo, justo ese mismo día, la constructora firmó la compraventa del piso con otra familia.
Marcos y su pareja ya no podrán disfrutar de la vivienda con la que tanto soñaron.