Metidos de lleno en el vestuario de 'Ifigenia', priman los blancos y negros, como ausencia de color, simbolizan el bien y el mal. También aparece el rojo como impacto, es la sangre, se va añadiendo en la medida en que aumenta la agresividad. En cuanto a los telas, para la realeza, tejidos nobles como la seda, que vibran en escena.
"Tenemos a Hécuba que vibra sin tener que moverse... Son todos los trajes distintos, también el dorado de Agamenón, por ser un guerrero y también realeza, su abrigo es muy especial" explica Igone Teso, que ha realizado el diseño del vestuario junto a Elisa Sanz. Continúa explicando el rojo como el golpe de color que simboliza la sangre. Y nos enseña la capa roja que Hécuba se pone al final de la obra, donde se ve una especie de espina dorsal en negro, que simboliza la vivencia, la acumulación de años".
Los vestidos blancos de Ifigenia y Políxena, representan la ingenuidad. Ellas, son las hijas sacrificadas en la guerra. Por eso, después de muertas se ponen unos abrigos que llevan el rojo, "esa mancha de sangre de haberles cortado el cuello", continúa Igone.
Para el anciano o el coro, tejidos más sencillos, algodón y lino. Son el pueblo. En general, buscan la atemporalidad en el vestuario, que no tenga una época.
Todo ello complementado con la escenografía, sencilla, destacando el propio Teatro Romano. Hablamos con Elisa Sanz, que ha diseñado el escenario. "Normalmente, los procesos artísticos del espacio escénico van precedidos de muchas conversaciones con dirección. Lo primero fue hablar del útero, de la madre, de las Ifigenias, las hijas muertas y de cómo hemos sufrido las mujeres a lo largo de la historia, por sacrificios y otros motivos. Era importante el altar donde se sacrifica a Ifigenia y Políxena, por eso creamos una gran piedra roja, símbolo también de la sangre de la mujer de todos los meses. Esas entrañas, esa sangre, esa roca dura, porque son personajes también muy fuertes. Para mí la piedra simboliza mucho, el comienzo del mundo, la profundidad del planeta, además de ser un elemento escénico que nos permite el movimiento de los actores y actrices".
Este gran altar de roca está creado en poliespan de alta densidad reforzado con otros materiales. Se trabaja quemándolo y luego lo pintamos. "El color se ha retocado aquí tras verlo en el espacio y con las luces".
Las otras rocas del escenario están hechas con formex, un material de tejido y aluminio. "Para nosotros es importante reconocer la piedra como elemento, pero no reproducir la piedra como objeto, porque en teatro tenemos que ir más a la poética".
Y una imagen impactante se reproduce con la representación de la playa en la orchestra, aquí aparece el hijo de Hécuba, muerto. "Para nosotros era importante la imagen de un niño, una foto de un niño en una playa llegado de una patera, abandonado muerto en esa playa... también es una crítica social, por qué no". Todos recordamos esa fotografía que se difundió en los medios de comunicación en 2015, un niño sirio Aylan Kurdi, cuyo cuerpo apareció en un plata de Turquía, tras ahogarse en el mar Egeo con su madre y hermanos y otros migrantes.
Porque eso es también Ifigenia, teatro clásico, reflexión y crítica social.