El agua en el campo siempre es bien recibida, aunque para los agricultores de tomate, como José Antonio, llega algo tarde. En su caso, como regante del Canal de Orellana, ha plantado el 60% para esta campaña.
Eso sí, asegura que, aunque tarde, este agua "nos va a hacer ahorrar bastantes hectómetros, porque este año como ha habido que regar la tierra desde el principio íbamos también casi por delante del consumo que teníamos que hacer".
Unas lluvias que también tienen su cara B. El agua puede provocar bacterias en cultivos como el del tomate. Bacterias que necesitan tratarse con fungicidas, lo que supone un desembolso de entre 120 y 150€ por hectárea, y trabajo extra para el agricultor.
A pesar de todo, de momento las expectativas de la campaña son buenas. Las temperaturas y los precios acompañan, los costes e insumos se han moderado, y las lluvias de estos días ayudan a dar un respiro a las reservas de agua en una situación límite.