Alegría inmensa la que han vivido esta mañana en Llerena, localidad de Álvaro Martín Uriol. Su pueblo ha vibrado con una carrera tremendamente emocionante y el enorme éxito logrado por su paisano.
La relación del atleta con su localidad es muy estrecha. Álvaro ha conseguido llevar su nombre, y el de Extremadura, por todo el mundo.
Álvaro competía en Budapest, pero su cabeza estaba también en su tierra. A más de 2.800 kilómetros de distancia, se celebra la boda de su mejor amigo, que se lo perdona sólo por el gusto de haberle visto subido al podium.
Y puede haber más alegrías: el jueves vuelve a competir, esta vez en los 35 kilómetros marcha.