11 Agosto 2024, 21:00
Actualizado 11 Agosto 2024, 21:07

Con una enorme sonrisa y aún con resaca emocional nos ha atendido Paula Leitón en su habitación de la villa olímpica. Ha dormido, dice, con el oro. Y con la bandera extremeña en el cabecero de la cama. Es la misma bandera que lució tras la final de waterpolo femenino, en el momento de más alegría y euforia.

Se la dieron su padre y su pareja, que acababan de traerla en coche, desde Barcelona, porque Paula había expresado su deseo de llevarla, en caso de conseguir el oro. Y lo logró. Y el resto lo hemos visto en las imágenes: se la puso sobre los hombros y celebró que, por fin, la selección española de waterpolo es campeona de unos Juegos Olímpicos. Estaban haciendo historia y Paula eligió sus mejores galas: la bandera extremeña.

"Extremadura es el sitio que me ha visto crecer, mis padres siempre me han llevado, desde bebé. Mi padre es de allí y mi pareja también. Es mi segundo hogar. Este año me he comprado residencia, o sea, tengo cada vez más raíces. El sitio de donde eres no es donde naces".

De este sentimiento es responsable su padre, natural de Higuera de Vargas e incapaz de contener las lágrimas durante la entrevista que ha concedido hoy a Extremadura Noticias: "Me dijo: papá, si gano el oro yo quiero la bandera extremeña" relata Antonio Leitón. "Y no la subió al podium porque no dejan subir ninguna bandera". Lo corrobora la propia jugadora: "No permiten ninguna bandera y me quedé con las ganas, pero luego me la traje a la habitación".

A sus 24 años, esta catalana de corazón extremeño es toda una veterana de la selección. Desde los seis años en el agua, con 15 ya fue convocada con la absoluta. Su precocidad da como resultado un palmarés escalofriante: dos oros europeos, tres platas mundiales, una plata olímpica y ahora el oro olímpico. Es una de las boyas del equipo de Miki Oca. Un puesto en el que la fuerza y la inteligencia son claves: "Es una de las posiciones más duras del waterpolo. Siempre tienes a la contrincante literalmente cargada encima. Acabas destrozada y bueno, llena de morados, tengo alguno que se va viendo".

En Higuera de Vargas, nos cuenta, tiene una legión de fans, entre ellas su abuela: "es muy mayor, pero siempre ve mis partidos. Todos en el pueblo ya son expertos en waterpolo".

Irá para las fiestas y se llevará la medalla "y es el primer año que voy a pasar el día de Extremadura allí", añade, visiblemente contenta. "Me lo propuso ella: papá, nos venimos el día 10, que quiero estar para el día de la región", cuenta su padre.

Habrá ocasión, por tanto, de felicitarla más de cerca.