Todo empezó una noche de septiembre en la que José Luis Rodriguez se levantó "16 o 18 veces" por el malestar. Tras desayunar acudió al médico y al hacerle la PCR el resultado fue positivo en COVID-19. Aislado en casa "un par de días" empezó a tener problemas respiratorios. Le hicieron una revisión en el hospital y le detectaron, según nos cuenta, "una neumonía de caballo". En ese momento "sin pensar en nada en concreto me metí en un ciclo de pensamientos ilógicos y me vine abajo mentalmente. Y así estuve seis o siete días en planta, en los que no tenía gana ni de vivir".
Su situación dio un vuelco el día en el que el doctor le anunció que le realizarían una transfusión de plasma hiperinmune Covid-19. "Lo recibí del gotero con una ilusión tremenda, parecía que era el día de Reyes recibiendo los juguetes", recuerda José Luis que rememora que "en ese momento, como si fuese una especie de milagro, me abrí ante el futuro otra vez". Esto le despertó en la conciencia la importancia de la donación de plasma para ayudar a otras personas enfermas de covid-19, porque "desde ese momento me quedó muy claro que, si podía, tenía que hacer donación".
"He salido tremendamente fortalecido mentalmente de todo esto"
"Hay una cosa fundamental, que es que he salido tremendamente fortalecido mentalmente de todo esto", por ello, asegura José Luis que ahora "me tomo mi tiempo, hago las cosas con tranquilidad, sé que el día es largo y da tiempo a todo", a lo que añade que "ves también que hay que estar mucho más a gusto consigo mismo y ser lo máximo de feliz que se pueda".
El duro trance vivido en el hospital durate más de un mes ha llevado a José Luis a aumentar su concienciación sobre la problemática del virus y "ahora tengo la valentía de que si veo a una persona sin mascarilla, me paro y le llamo la atención, con toda la educación del mundo".