La iconografía de Medusa es extensa y muy popular. Aunque parezca contradictorio, además de ser un personaje maldito, también es símbolo de protección, eso lo consigue con su muerte tras ser decapitada. Porque es su cabeza la que se encuentra presidiendo edificios como en el Pórtico del Foro, pero también en las casas, como el mosaico descubierto en Huerta de Otero en Mérida y en los pequeños objetos del hogar como luceras, incluso en las armaduras de los soldados...
Trinidad Nogales, directora del Museo Nacional de Arte Romano explica cómo muchas “estatuas de militares la llevan en sus pechos, en las vestimentas de los armamentos, como en la estatua de Enea que está en el Museo”.
La primera que lleva en su pecho a Medusa es la diosa Atenea, cuando Perseo le entrega su cabeza, no solo se protege con ella, sino que demuestra su superioridad. Porque es precisamente Atenea, quien maldice a Medusa tras ser violada por Poseidón, haciéndola mortal y convirtiendo sus cabellos en serpientes. También se reconoce la figura de Medusa en la iconografía por las alas que salen de su cabeza.
A modo de reflexión, Trinidad Nogales destaca cómo Medusa es agredida por Poseidón y otra mujer la castiga, “lejos de solidarizarse, Atenea la castiga”. De esta forma “vemos una misoginia encubierta... ella no se opuso lo suficiente para evitar ser violada, lo que entra de lleno en el discurso actual, que ha cambiado y que reclama que nuestra voluntad sea respetada”.
Medusa es uno de los grandes mitos de la historia, su iconografía cambia de la cultura griega a la romana. Los griegos la representaban como un monstruo horripilante, con ojos muy abiertos y la lengua por fuera. Cuando pasa a la cultura romana, su imagen se embellece.
Esa iconografía de Medusa en el s. XXI se adapta para denunciar los abusos sexuales. Lo hace el artista Luciano Garbati con una nueva y polémica imagen en la que es Medusa quien sujeta la cabeza de Perseo. Una escultura ubicada cerca de la Corte Suprema de Nueva York apoyando el movimiento Mee Too.