Desde que se comenzó a hablar del COVID-19 hemos oído que como con otros tipos de coronavirus su propagación estaría relacionada con las condiciones medioambientales y que la subida de las temperaturas de la primavera primero y del verano después minimizarían el impacto y la transmisión del virus, como pasa con otras enfermedades virales: la gripe estacional por ejemplo o el SARS CoV del año 2002. Así que ahora que nos acercamos a las semanas más calurosas del año le echamos un vistazo a los resultados de los estudios que han relacionado la incidencia y la distribución de la enfermedad en estos últimos meses
Factores ambientales y tasa de transmisión
Aunque parámetros como el viento y la radiación solar también han sido estudiados en relación con la propagación de la enfermedad, son sobre todo las temperaturas y la humedad las variables más analizadas y se establece, efectivamente, en un primer momento una relación inversamente proporcional entre temperatura y humedad y tasa de transmisión. Es decir, en ambientes fríos (entre 5 y 11ºC) y secos, la prevalencia del virus (incluso fuera del cuerpo humano) aumenta y se reduce de manera exponencial a medida que sube la temperatura y el ambiente es más húmedo.
El virus mantiene su viabilidad incluso fuera del cuerpo humano durante más de 5 días a temperaturas entre 22 y 25 ºC y una humedad relativa del 40-50%, esto es, valores típicos de los ambientes mantenidos con aire acondicionado
De todas formas, con el virus todavía en fase de propagación activa los resultados de los diferentes estudios llevados a cabo, tanto en España como en el resto del mundo apuntan de manera muy evidente que “sería precipitado por no decir incorrecto” establecer una relación inequívoca entre la distribución espacial actual de la enfermedad y las condiciones meteorológicas, como se afirma en un estudio publicado recientemente en la revista Investigaciones Geográficas del Instituto Universitario de Geografía de la Universidad de Alicante en el que se recopilan informaciones y resultados de más de una treintena de trabajos en este sentido ¿Influyen tiempo y clima en la distribución del nuevo coronavirus (SARS CoV-2)? Una revisión desde la perspectiva biogeográfica
El vector fundamental de propagación de la COVID-19 es el ser humano y la distribución global del SARS CoV-2 está condicionada sobre todo por la movilidad de la población y la conectividad geográfica
Habrá pues que mantener las precauciones en estas próximas semanas aún las más calurosas del año (y en los próximos meses más que probablemente) ya que la potencial transmisión de la enfermedad está más relacionada con factores como la conectividad geográfica, la movilidad y los sistemas sanitarios que con los factores ambientales, que solo podrían llegar a explicar una pequeña fracción de la distribución espaciotemporal de la pandemia.