10 Abril 2022, 16:30
Actualizado 10 Abril 2022, 16:30

El próximo 1 de junio entramos de manera oficial en la temporada de huracanes. Aunque queda mucho, pero ya hay diversos organismos y empresas privadas que están realizando las primeras previsiones de cómo se pueden presentar los meses venideros. En particular, los meteorólogos de AccuWeather avisan de que existe una alta probabilidad de que los huracanes se puedan presentar antes de lo propio.  

Ante la aparición cada vez más temprana de estos ciclones tropicales, el Centro Nacional de Huracanes considera la posibilidad de adelantar el inicio oficial de la temporada.  

Las últimas dos temporadas han sido extraordinariamente activas. Baste recordar que en 2020 se nombraron hasta 30 ciclones, lo cual supuso un récord desde que se hacen estos seguimientos, desde finales del siglo XIX. Hubo que tirar del alfabeto griego por segunda vez en la historia para poder nombrarlos. Un pelín atrás se quedó el año pasado con 21 tormentas nombradas quedando en el tercer lugar del ranquin.  

Pero hubo otras temporadas más dañinas, como la de 2017 con el trío formado por Harvey (categoría 4), Irma y María (categoría 5, los dos) que destrozaron todo lo que encontraron a su paso por el Caribe, golfo de Méjico y costa sur de Estados Unidos. 

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Evolución del número de huracanes desde que empezaron los registros. Se aprecia un claro aumento en las últimas décadas. 

El meteorólogo Dan Kottlowski indica, además, que esta temporada podría ser más activa de lo habitual. Estima que podríamos tener entre 16 y 20 sistemas de bajas presiones (cuando lo habitual son unos 14), de los cuales entre 3 y 5 alcanzarían la categoría 3, denominándose, por tanto, como huracanes mayores, con vientos superiores a los 180km/h.   

El año pasado hubo 21 tormentas nombradas, incluyendo 7 huracanes y 4 huracanes de categoría 3 o superior.  

Con toda seguridad todo esto estará condicionado por el fenómeno de La Niña. En las aguas superficiales del Pacífico se dan unos cambios en la temperatura que rigen el comportamiento atmosférico a nivel mundial. Cuando las aguas superficiales están más frías de lo habitual hablamos de La Niña y, cuando están con temperaturas por encima de lo normal, hablamos de El Niño. Se trata de una fluctuación de cierta periodicidad, aunque no es estable.  

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Anomalía de la temperatura en las capas superficiales del océano. Se aprecian valores más bajos de lo habitual en el Pacífico, dándose el fenómeno de La Niña. Fuente NOAA.

Pues bien, este año estamos bajo el régimen de La Niña y ese enfriamiento parece estar detrás de la actividad de los huracanes. Llevamos dos años así. Esto conlleva cierta “estabilidad” y cierto “orden” en los flujos de viento de los distintos niveles atmosféricos (técnicamente se habla de baja cizalladura vertical del viento) y este patrón de “serenidad” ayuda a la aparición de un número mayor de huracanes que otros años.  

Los modelos climáticos indican que La Niña podría aguantar unas semanas más y esto provocaría un aumento del número de ciclones tropicales.  

Eso, por un lado. Por otro, los científicos no le quitan ojo al golfo de Méjico. Que esté más cálido de lo habitual es un ingrediente estupendo para fortalecer estos centros de bajas presiones. Las temperaturas medidas en el Caribe están por encima de la media del mes de marzo.  

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Lista de los nombres para los huracanes propuestos para esta próxima temporada. Fuente Accuweather. 

También estamos pendientes de las ondas del Este. Se trata de un flujo de vientos en capas medias y bajas de la atmósfera que se originan en el Cuerno de África, en Somalia, que recorren todo el continente africano, atravesando el Sáhara, hasta que llegan al Atlántico donde, con frecuencia, se organizan y favorecen la aparición de las bajas presiones

Sobre si llegarán a tocar tierra o no nos lo indica la ubicación del anticiclón de las Azores. Si éste está más centrado en el océano, favorecerá que lleguen a embestir el continente americano; si no, los centros de bajas presiones morirán en medio del Atlántico.  

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Influencia del anticiclón de las Azores en la posibilidad de que los huracanes toque o no tierra en Norteamérica. Fuente Accuweather. 

A día de hoy, los modelos apuestan por una retirada hacia el oeste del anticiclón durante las primeras semanas, por lo que aumentarán notablemente las posibilidades de los ciclones lleguen a tocar tierra. Según avance la temporada, el anticiclón se retiraría más hacia el oeste, hacia nosotros, con los cual los americanos tendrían menos posibilidades de sufrir los fuetes vientos.  

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