En la actualidad, ya queda poca gente que no se dé cuenta de cómo están cambiando las estaciones del año. En estos días de agosto en los que hemos tenido intenso calor, puede llamarnos la atención la caída de las hojas. Si damos un paseo por los parques o por algunos bosques de Extremadura, podremos percatarnos de que en el suelo hay tantas hojas que parece que estamos entrando en el otoño. Y lo mismo sucede si echamos una mirada a algunos árboles, con ramas llenas de hojas ya secas. Pero entonces, si el otoño llega cada vez más tarde, ¿por qué sucede este fenómeno?
Falso otoño en verano
Además, la caída estival de la hoja podría dar lugar a pensar en la muerte del árbol, pero realmente es un mecanismo de defensa de éste. Al igual que a las personas nos afecta una larga exposición a las altas temperaturas, lo mismo le puede suceder a las plantas con sus biorritmos alterados, especialmente a los árboles. Frente a un largo período de tiempo ante temperaturas muy elevadas y ausencia de humedad en el ambiente, éstos tienen que adaptarse mediante el deshoje en verano para sobrevivir al extenso estío.
Si hablamos principalmente de urbana especies que más se ven forzadas a tener este fenómeno, se encuentran el plátano de sombra (Platanus hispanica), castaño de indias (Aesculus hippocastanum), chopos (Populus nigra), sóforas (Styphonobium japonicum), y las robinias (Robinia pseudoacacia).
Pero también las forestales tiene que recurrir a tirar la hoja para no sufrir el estrés hídrico. Este año tenemos claros ejemplos en Sierra de Gata con los robles, que están dejando grandes rodales con una apariencia otoñal en pleno agosto.
“Al igual que a las personas nos afecta una larga exposición a las altas temperaturas, lo mismo le puede suceder a las plantas con sus biorritmos alterados, especialmente a los árboles”
Durante este período de elevado calor, los árboles entran en situación de estrés hídrico. Cuando las temperaturas son tan elevadas de manera precipitada, el árbol pierde mucha hidratación a través de los poros. A la vez las raíces están intentando absorber agua para hidratar el árbol, pero existe tal descompensación que el árbol no puede tener un equilibrio hídrico. Lo que hace finalmente es soltar la hoja ante ese estrés, limitando así su actividad vegetativa y la circulación de la savia.
La naturaleza es inteligente
Al fin y al cabo se trata de no hacer esfuerzos innecesarios, y de esta forma los árboles entran en un relativo estado de reposo, o de pausa, en el que no tienen que realizar esfuerzo en mantener la hoja en las ramas. Sin humedad ambiental y temperaturas altísimas, no están disponibles las enzimas y proteínas necesarias para mantener la hoja sujeta al árbol. Trasladado a los seres humanos, nosotros nos echamos la siesta cuando nos llega la modorra, o vemos que el pesado calor nos agota. Necesitamos reposar para seguir con actividad lo que resta de día. Es un mecanismo semejante.