Los controles que se producen estos días por el cierre de fronteras en Portugal debido a la pandemia, afectan también al puente fronterizo más pequeño de Europa. Es de madera y está ubicado en la pedanía de El Marco, en La Codosera.
Una pedanía, dividida entre España y Portugal, en la que los vecinos de ambos lados de la raya sobrellevan como pueden las restricciones.
A tan sólo unos pasos
Limitaciones que ha alterado la vida cotidiana de estos ciudadanos hasta el punto de que no pueden pasar al otro lado ni para comprar el pan. Lo mismo ocurre al revés. A sólo unos kilómetros, en La Tojera, perteneciente también al término municipal de la Codosera, sí hay comercio pero no puede abastecer a los vecinos lusos. El paso por carretera entre ambos países está cortado al tráfico y vigilado por la Guardia Nacional Republicana.
Los vecinos reconocen que es un fastidio, porque hay además muchas familias divididas por el puente, a los que ahora no se puede ni saludar. No obstante, la ciudadanía respeta las normas, aunque el cierre hace mella. Y es que son miles las personas cuya vida transcurre entre ambos países. Y ahora, algo más pequeño aún que su famoso puente, el virus, les impide acceder a los recursos disponibles a tan sólo unos pasos de su hogar.