El rastro de Benito Pérez Alonso se perdió el verano de 1995. Entonces tenía 63 años, vivía con su hermana y había salido a dar uno de sus habituales paseos por los alrededores del municipio cacereño de Cilleros. Al pasar el tiempo y no regresar, todo el pueblo se volcó en su búsqueda por el escarpado e intransitable Paraje de la Sierra de Santa Olalla.
Fernando Cordero, entonces Jefe del Retén de Bomberos, encabezó uno de los grupos de búsqueda y ahora reconoce que “nosotros estuvimos buscando muy cerca de donde aparecieron los restos y no lo vimos”.
“nosotros estuvimos buscando muy cerca de donde aparecieron los restos y no lo vimos”
La prensa de la época siguió de cerca su pista. Un artículo del Diario HOY fechado el 8 de septiembre de 1995 relataba el dispositivo de rastreo y las numerosas teorías de su desaparición. Aunque ni las muchas batidas por la zona ni la investigación abierta dieron con su paradero hasta que hace casi dos años, por casualidad, y a menos de un kilómetro de su casa, unos vecinos encontraron restos de un cuerpo sin signos de violencia.
Las pruebas de ADN recogidas por la Guardia Civil han acabado confirmando su identidad, al compararlo con la muestra genética tomada a su hermana. Israel Bolaños, portavoz de la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres reconoce que “se pudo confirmar de esta manera que los restos óseos hallados pertenecían a la persona desaparecida hace 25 años”.
“se pudo confirmar de esta manera que los restos óseos hallados pertenecían a la persona desaparecida hace 25 años”
Su hermana que tanto lo buscó ahora por fin podrá velarle y enterrarle tras casi un cuarto de siglo de incertidumbre.