29 Enero 2025, 17:51
Actualizado 29 Enero 2025, 19:50

El municipio cacereño de Monroy se prepara para celebrar este domingo, 2 de febrero, la fiesta de Las Purificás, una tradición con más de dos siglos de historia que sigue a la espera de ser declarada Fiesta de Interés Turístico Regional.

Rito ancestral

Las Purificás de Monroy es un rito ancestral en el que se cantan coplas cuya letra data de hace más de 600 años, y que algunos historiadores atribuyen a un posible origen árabe. En su origen, la celebración era protagonizada por cuatro mujeres que habían tenido su primer hijo durante el año anterior, quienes acudían a la iglesia para purificarse y presentar a su recién nacido. Actualmente, el rito lo llevan a cabo cuatro jóvenes del municipio que acuden a la iglesia de Santa Catalina para honrar a la Virgen del Rosario cada 2 de febrero, coincidiendo con la festividad de Las Candelas. Este año, la celebración contará con la presencia del obispo de la Dócesis de Coria-Cáceres, Jesús Pulido.

Las Purificás de Monroy

Tras la procesión, se celebra una misa en la que las Purificás de Monroy, vestidas con el traje regional y con un pañuelo blanco cubriéndoles el cabello, intervienen para pedir permiso a Dios antes de acceder a la iglesia. Una vez dentro, se dirigen a la imagen de la Virgen y entonan las coplas tradicionales que conmemoran la Presentación de Jesús en el Templo.

En busca de su reconocimiento

La alcaldesa de Monroy, Sandra Bernal, ha subrayado que esta festividad es "un rito singular" y una de las fiestas más importantes de la provincia. Por su parte, la vicepresidenta Primera de la Diputación de Cáceres, Esther Gutiérrez, ha resaltado que Las Purificás constituyen "una señal de identidad muy arraigada en Monroy".

En representación de Las Purificás, Carmen Gómez ha destacado la importancia de este rito: "Es el mayor honor que puede ostentar una mujer en nuestro pueblo. Un privilegio reservado a solo cuatro mujeres cada año". Ha insistido en que la declaración de Interés Turístico Regional supondría un reconocimiento al esfuerzo de generaciones por mantener viva esta tradición.