El sector cerecero mira con preocupación al cielo tras las últimas lluvias registradas estos días. Una lluvia que estropea el fruto, por lo que no puede comercializarse.
La cereza es un fruto muy delicado, que se raja con facilidad, por lo que la lluvia continua e intensa no le viene bien. Además el mercado, sobre todo el europeo, es muy exigente y no admite frutos con algún defecto.
Antiguamente la cereza dañada se cogía para hacer licor, pero se trata de una práctica en caída, por lo que la mayoría de la fruta que está rajada se desecha. Un problema, el del agua, que se une a la falta de mano de obra, que cuesta cada vez más encontrar.
En la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte hay en este momento 700 personas contratadas pero, nos dicen, debería haber más.