A raíz del anuncio del Gobierno central de empezar a desmantelar la Central Nuclear de Almaraz, siguen surgiendo voces en contra para evitar el cierre. De hecho, esta noche, el ayuntamiento de la localidad va a presentar a los vecinos de la zona un informe sobre el impacto socioeconómico de la planta.
De manera directa o indirecta, da trabajo a cerca de 3.000 personas y supone una importante fuente de ingresos para las arcas municipales de las doce localidades de alrededor. De llevarse a cabo el cierre en 2027 y 2028, como está previsto, esos municipios perderían el 55 por ciento de sus ingresos. Almaraz sería uno de los más afectados y, según el estudio que ha llevado a cabo la empresa extremeña PayperThink, también se reducirá notablemente su población. Su director de empresa e innovación, Antonio Durán, explica que los doce municipios reciben anualmente en torno a quince millones de euros por parte del Gobierno, a través de impuestos.
El informe se va a presentar en torno a las 22:00 horas en la plaza de Almaraz y espera congregar a numerosos vecinos, tanto del municipio como de otras localidades colindantes de la comarca.
La central nuclear de Almaraz
Comenzó a construirse en 1973, con 2.600 obreros de media, 41 toneladas de acero y 420.000 metros cúbicos de hormigón. Casi una década después, en 1981, arrancó la Unidad 1, y dos años más tarde, hizo lo propio la Unidad 2. Su funcionamiento se ha ido prorrogando con autorizaciones del Gobierno que, conforme pasaban los años, levantaban más malestar entre los ecologistas.
Sin embargo, el apoyo de los vecinos de la zona y de los trabajadores de la central para su continuidad ha ido creciendo conforme pasan los años, y es prácticamente unánime. La última prórroga de la central se la concedió el gobierno en el año 2020, pero esta ya tenía una fecha de cierre: 2027 para el primer reactor y el año siguiente para el segundo, lo que supondría que ambas unidades superarían así los 40 años. La Junta de Extremadura apuesta por la continuidad de la actividad de Almaraz, mientras el PSOE extremeño defiende que se mantenga hasta que no haya una alternativa.
Acercándose la fecha de cierre, la movilización crece en ambos sentidos, para pedir su clausura y para una nueva prórroga.