La ceremonia de "Los Empalaos" de Valverde de la Vera es uno de los rituales de penitencia más sobrecogedores y singulares de la Semana Santa española. Tiene su origen en los Hermanos de Disciplina, que posteriormente se organizaron en la Cofradía de la Vera Cruz y Pasión de Cristo, documentada desde 1654 y formalizada en 1715.
Este tipo de penitencia, muy extendido en la Edad Media, consistía en actos de mortificación física y espiritual como forma de expiación y devoción. El acto es consecuencia de una promesa personal hecha ante Dios, lo que le confiere un carácter íntimo y anónimo.
Preparación y Vestimenta
El "empalao" es preparado por familiares y allegados unas horas antes del inicio del Vía Crucis. El atuendo consiste en torso desnudo, atado con sogas de esparto que sujetan un timón de arado sobre los hombros, simbolizando la cruz. Lleva una enagua blanca de mujer desde la cintura hasta los tobillos, vilortas (cintas con aros) colgando de los brazos, que producen un sonido característico en la noche, una toga y dos espadas cruzadas en la espalda. Un velo blanco cubre el rostro, ceñido con una corona de espinas, y el recorrido se hace descalzo.
Recorrido de "Los Empalaos"
Se recorren 14 estaciones por las empedradas calles del pueblo, en silencio. El penitente va acompañado siempre por un “Cirineo”, figura que le asiste y le alumbra con un farolillo, manteniendo el anonimato y la solemnidad. Cuando dos empalaos se cruzan, se arrodillan frente a frente en señal de respeto mutuo, uno de los momentos más emotivos y simbólicos de la procesión.
El rito es una manifestación extrema de fe, sacrificio y cumplimiento de promesas personales, enmarcado en la tradición católica de la penitencia.