José Antonio llegó a Extremadura para pasar las Navidades con una idea que le rondaba la cabeza desde hacía un par de años. "Venimos a Extremadura, a Ceclavín tres veces al año, y mínimo en los últimos dos años él me decía que quería hacer la ruta del Calvitero. Tenía metido en la cabeza que quería hacer esa ruta", cuenta Mercedes Gasco, la pareja del montañero desaparecido en la sierra de Béjar.
Eligió el 29 de diciembre para hacer realidad su sueño. A las 9 y 11 minutos de la mañana envía un audio avisando de que comenzaba la subida. "Y luego me tiene que enviar otro cuando llega al coche", explica Mercedes. Pero el mensaje nunca llegó.
Desde entonces nada se sabe de él. Su móvil emitió señal por última vez a las 15:40 horas desde el torreón del Calvitero. La Guardia Civil encontró su coche en el Travieso, pero ninguna pista más.
"Él es montañero, ha hecho picos mucho más altos que este, con nieve incluso. Lo que pasa que las condiciones ese día no eran las mejores", reconocía su hija Carla el 4 de enero, durante los primeros días de búsqueda.
La meteorología está dificultando mucho los trabajos de rescate. "Es bastante complicado andar de hecho. Los equipos de búsqueda llevan material especializado y la verdad es que está siendo complicada la cosa", reconoce uno de los agentes que forma parte del operativo.
Las labores de búsqueda se han paralizado varias veces. La última esta semana. El Grupo de Rescate en Montaña de la Guardia Civil, el GREIM, que dirige el operativo, valora diariamente, si se pueden desplegar efectivos para trabajar con seguridad en la montaña.
La familia, mientras tanto, espera. "La cuestión es que si la Sierra de Béjar tiene más de 10.000 hectáreas, ¿no hay ni una sola hectárea que permita continuar la búsqueda de Jose en condiciones de seguridad para los equipos de rescate?", se pregunta Mercedes.
