El pasado 3 de marzo se puso la primera piedra de la que será la fábrica de diamantes sintéticos de Trujillo. Sisi, una vecina de la localidad, no quiso perderse el evento, y quiso, además, colocar un objeto en la urna que se iba a enterrar: una esclava de oro que le había regalado su marido.
Este gesto emocionó al promotor de la industria, que ha querido tener un detalle con ella. Y así ha sido. Desde la fábrica de diamantes que la empresa tiene en Estados Unidos, le ha llegado un diamante tallado y engarzado en una pulsera que la trujillana atesora ya con gran cariño.