Se cumple una semana de la desaparición de Pablo Sierra sin que apenas hayan trascendido avances en la investigación sobre su paradero.
Esta mañana el portavoz de la familia, Joaquín Mills, ha confirmado la presencia de sangre en el teléfono móvil hallado hace una semana en la zona de las Crispitas. Lo encontró un policía de paisano horas después de que comenzase la búsqueda del joven. Sin embargo, Mills matiza que se desconoce si esos restos pertenecen al desaparecido o si son recientes porque se trata de una muestra pequeña que incluso podía confundirse con otro tipo de mancha.
El portavoz también ha restado importancia al encontronazo que tuvo con otra persona al salir del último local en que fue visto y que terminó, asegura de manera pacífica: Pablo se tropezó y rompió el móvil de otra persona, pero se dieron los números porque el desaparecido quedó en asumir la reparación.
Después se perdió su pista al despedirse de su amigo para buscar un taxi que lo llevase a la residencia universitaria. Una semana después, la investigación está bajo secreto de sumario y de actuaciones, y se sigue rastreando cualquier señal que pudiese aportar alguna pista sobre su paradero.