Cáceres afrontará una modificación integral del PGM para definir nuevos usos industriales y comerciales. Lo ha revelado el alcalde, Luis Salaya, que ha hecho balance de los tres años al frente del gobierno municipal.
El proceso de una modificación de las normas urbanísticas de una ciudad como Cáceres es una tramitación larga y tediosa pero el ejecutivo local de Salaya está dispuesto a afrontar porque "la ciudad necesita tener los brazos abiertos para recibir proyectos industriales y no desaprovechar oportunidades", ha dicho el regidor.
"La ciudad necesita tener los brazos abiertos para recibir proyectos industriales y no desaprovechar oportunidades"
Y prueba de ello es que en el último año, en Cáceres se han paralizado varias iniciativas a cuenta de las trabas medioambientales. Entre otras, el templo budista, por situarse en zona ZEPA o el aeródromo.
El actual Plan General de Urbanismo fue aprobado en 2010 y, según el alcalde, "ha sido útil y ha funcionado bien en estos años pero está claro que empiezan a tensárseles las costuras. Y es que cuando se hizo no se pensaba en que Cáceres pudiese tener proyectos industriales como los que tiene la oportunidad de acoger ahora".
En este sentido, ha explicado que el nuevo PGM no solo determinará el nuevo suelo industrial y comercial, sino otros usos dotacionales, y regulará también "los distintos niveles de protección del suelo", para no toparse con los actuales problemas que han surgido con la instalación de plantas fotovoltaicas y las restricciones en superficie y potencia que regula el actual plan de urbanismo.
Para decidir hasta donde se modificará el actual reglamento urbanístico por el que se rige la ciudad se abrirá un proceso participativo para consultar a técnicos, colectivos y ciudadanos pero "está claro que algunas cosas, con el paso del tiempo, necesitan actualizarse", como la potencia que se permite en las plantas fotovoltaicas.