Anochece, los termómetros se desploman y el viento arrecia. Es entonces cuando en DYA comienzan a preparar el dispositivo que les lleva a recorrer Cáceres cada noche, para atender a personas sin hogar.
Lo primero, comida y bebida para calentarse.
"Preparamos sopa, café para que se calienten y también les llevamos galletas"
Son tres los voluntarios que prestan este servicio cada fin de semana. Previamente han localizado los puntos donde pernoctan estas personas. La primera parada es el centro. Es habitual que busquen cobijo bajo techo.
"Los cajeros automáticos, también en portales. Aunque ahí es más difícil porque suelen estar cerrados"
En la campaña de este año atienden a unas siete personas, de perfil muy diferente. Como uno de los usuarios de esta noche: con 47 años, lleva dos en la calle.
"Se duerme muy mal en la calle, con mucho frío. Hay recursos, pero pocos"
La persona que llega a la calle lo hace por muchas razones como patologías, adicciones, haber estado privados de libertad, o falta de empleo. Para ellos, DYA es mucho más que una sopa o un café.
"No sólo calidez alimentaria sino compañía, conversación y detectar algunas necesidades que puedan tener de tipo social"
Y así, hasta marzo, estos voluntarios hacen que las noches de estas personas sean un poco menos largas y menos frías.