A la una menos cinco de este sábado, hora portuguesa, apenas una decena personas pasea por la principal calle comercial de Elvas. Son vecinos despistados o apurando el reloj porque la mayoría de comercios ya están cerrados. Esto va a ser la ruina para nosotros - nos dice María de la Concepçao Rosao, dueña de una tienda de hogar en Elvas- porque la mayoría de nuestros clientes son españoles y ahora tenemos que cerrar.
Lo mismo ocurre con los restaurantes. El toque de queda va desde la una del mediodía hasta las cinco de la madrugada y nadie puede salir de casa. Por eso la mayoría de bares han cerrado y otros se han reinventado, ofreciendo comida a domicilio o cambiando la comida por un brunch. "Se nos ocurrió que para atraer a los clientes podíamos adelantarles la hora de la comida con un desayuno fuerte- nos cuenta Ruy Andrade, dueño del restaurante Acontece de Elvas- y ha venido bastante gente, pero no es lo mismo", nos faltan los españoles.
Supermercados, abiertos hasta la una
Durante la mañana del sábado ha habido movimiento en las calles y en los supermercados, que también cierran a la una. "Hay que aprovechar para llenar la cesta- nos cuentan algunos clientes- que después debemos quedarnos en casa". Los vecinos de Elvas están muy concienciados con las restricciones. "Hay que tener paciencia, porque es la mejor medida para contener el virus y se hace por nuestro bien", nos dice otro.
Restricciones sin multas
En Portugal el toque de queda no va acompañado de sanciones. Si un policía ve a alguien fuera del horario permitido solo le avisa o lo acompaña a su casa. Pero Elvas parece desde la una de la tarde una ciudad fantasma.