Ana Gragera, periodista de Canal Extremadura
El XLI Premio de Periodismo Dionisio Acedo ha galardonado a la periodista de Canal Extremadura Ana Gragera por los reportajes emitidos en la radio autonómica titulados "Resignificados".
El jurado que ha valorado los trabajos periodísticos ha estado presidido por la periodista Nieves Concostrina y ha premiado finalmente a Ana Gragera en la categoría de prensa audiovisual, mientras que en la modalidad de prensa escrita ha premiado a la periodista Natalia Reigadas, del diario Hoy.
"Resignificados" cosigue así los 3.000 euros que conlleva el premio otorgagado en esta edición y al que se han presentado una treintena de trabajos periodísticos
El objetivo de estos premios, según la Diputación de Cáceres, es premiar la labor de los profesionales de la información que de alguna manera resaltan temas o acontecimientos relacionados con nuestra comunidad extremeña.
El premio fue convocado por primera vez en 1980 y fallado el 18 de octubre de ese mismo año, con motivo de la festividad de San Pedro de Alcántara, patrón de la Diputación.
Puedes escuchar todos los reportajes de la colección completa en el perfil del podcast.
El podcast
La pandemia por COVID 19 ha resignificado gran parte de lo que nos rodea. Las experiencias vividas. Lo sentido, lo perdido, lo ganado, necesitan de una escucha serena que le ponga palabras a lo que sentimos. Confidencia íntima, sin juicios de valor. Conversaciones cruzadas entre personas desconocidas sobre todo aquello que no es posible cuantifiar, pero que nos atraviesa de manera colectiva.
A principios de 2020 fueron las sensaciones "resignificadas" que provocaba la escucha de muchas canciones las que empezaron a señalar el cambio de sentido que lo estaba empapando todo. Que nos cambiaba a todas y todos. Y que no ha terminado. Quisimos dejar sonar esas melodías y estar presentes. Saber más. Callar. Contemplar. Y lo más importante, compartirlo.
Siempre como algo incompleto, falto de todo aquello con lo que cada escuchante, desde sus vivencias, pueda añadirle a lo que, permanentemente vivo, sigue resignificándose cada día: Las relaciones personales, laborales, sociales. La piel erizada al dar un abrazo, el amor que damos cuando decidimos no darlo. El tiempo libre sin libertad de movimiento, los encuentros de "ver pero no tocar".
Los valores recolocados, los deseos priorizados, las vías de comunicación, ¡tan cambiadas! Las palabras que no se van, las que "vienen para quedarse". La aventura de conocerse a solas. Lo aprendido hasta la fecha. Toda la vida que venga.