Madrid ha sido epicentro, otra noche más, de las protestas contra la ley de amnistía que estarían pactando PSOE e independentistas catalanes.
Los manifestantes acudían a la calle Ferraz, aunque en esta ocasión un cordón policial la cerró, impidiendo que llegaran a las puertas de la sede socialista. Un grupo de manifestantes dirigía sus protestas hacia la Gran Vía y el Congreso de los Diputados.
Unas 7.000 personas, según la Delegación del Gobierno, tomaron parte en las protestas. Grupos radicales lanzaron papeleras, cristales y otros objetos a la policía y los agentes cargaron... La noche se salda con 39 heridos, 29 de ellos policías, y siete detenidos.
Incidente en Cáceres
No hubo altercados graves en Extremadura, pero varias personas sí lanzaron huevos contra la fachada de la sede en Cáceres.
Las sedes extremeñas del partido estaban prevenidas, como las de toda España, ante el aumento de la tensión y las convocatorias que se suceden contra la amnistía y Pedro Sánchez.
De hecho, el PSOE había mandado un comunicado para advertir de que se cerraran todas las sedes y casas del pueblo. En Extremadura son 82 por toda la región, y todas siguieron las indicaciones de ese comunicado, cesando todas las actividades por la tarde.
Además los trabajadores salieron antes de trabajar. Dice el comunicado que la seguridad personal es lo más importante. Y no pone fecha para volver a la normalidad, de momento, hasta que baje la tensión.
Junto a esta instrucción, Pedro Sánchez escribió en redes sociales que no espera nada de "quienes por acción u omisión apoyan el asedio a las casas del pueblo socialistas". Su silencio, añade, "les retrata".
Rifirrafe en el Senado
Y mientras, en el Senado, dos expresidentes de la Junta de Extremadura cruzaban acusaciones. El socialista Fernández Vara decía al PP que "nos hubiera gustado un gesto de solidaridad directa por su parte", y advertía de que "al final las cosas no ocurren por casualidad y un partido de gobierno como han sido ustedes, y que muy probablemente en el futuro lo volverán a ser, debería poner pie en pared ante hechos como los que nos ha tocado vivir al partido socialista".
El popular José Antonio Monago acusaba a los socialistas de ser "radicales", porque "tan radical es el que intenta un golpe de estado como el que le pide perdón al que intenta el golpe de estado, y tan radical es quien quiere romper España como quien paga millones de euros del pueblo español por sus votos a cambio".