Por fin llegó el viernes. Para muchos todos los días son iguales, pero para los que estamos trabajando en casa, el fin de semana es nuestro oasis para descansar y hacer cosas que no podemos hacer en diario. Dicho esto, este viernes no es un viernes cualquiera, es el Viernes de Dolores, previo a la Semana Santa. Una Semana Santa que será la más atípica que hemos vivido. No podemos salir de casa, ni viajar, ni asistir a las procesiones o actos religiosos.
Y aunque no tendremos procesiones en la calle, sí las viviremos en casa. Tenemos unos pasos de goma eva que les gusta mucho a los niños y que ahora han sacado para jugar. La borriquita del Domingo de Ramos, es el paso que más les gusta. Sofía también juega con el Nazareno con la cruz, el más típico de la "Madrugá" y a Antonio también le gusta el paso de palio. Con ellos hace de costalero, también de capataz. Así que con una "levantá" por aquí, otra "chicotá" por allá entramos a paso lento, y de penitente, en la Semana Santa, la Semana de Pasión… y menuda pasión la que estamos viviendo.
Antonio no podrá vestirse de nazareno, iba a ser su segundo año. Teníamos la túnica ya lista para arreglarle el bajo y hacerle uno igual a Sofía. Así que este año se tendrán que conformar con jugar con la medalla de cofrade.
Y para aquellos menos religiosos echarán de menos los viajes, el poder salir a otra ciudad a hacer turismo. Pero ya nos queda menos. Aprovechemos estos días de descanso para disfrutar de la familia, para cuidarnos y pensar que nos queda menos para que todo esto termine.
Yo en Semana Santa, me quedo en casa.
Inmaculada Mateos