Ya es jueves y vamos camino de terminar la quinta semana de confinamiento. En este tiempo hemos tenido que renunciar a viajes, cenas, reuniones y celebraciones de fechas importantes con las personas que más queremos. Sin duda lo más duro es el distanciamiento social.
Ayer por ejemplo fue el cumpleaños de mi sobrino Javi. Cumplió 9 años. Él vive en Sevilla pero le montamos una fiesta virtual. Corona-cumple, le ha llamado él. No faltó de nada; música, tarta, y regalos. En la distancia también podemos sentir el calor de los nuestros y eso no lo debemos perder. Además sus padres le prepararon una yinkana muy currada que gracias a las benditas nuevas tecnologías pudimos seguir en vivo. Le regalaron un libro de matemáticas para niños listos, un juego de Lego y un cómic de Splatoon. El nuestro le llegará en unos días, pero es una sorpresa.
No podemos perder la cercanía, e intentar hacer especial cada día a los que tenemos alrededor. Esta situación no va a poder con nosotros y a pesar de todo el trabajo que tengamos, de los bajones, de la sensación de que esta situación nos supera, tenemos que sacar tiempo para los demás para estar cerca también en la distancia.
Yo me quedo en casa.
Inmaculada Mateos